Escribiendo una pieza altamente especulativa sobre la pesetización (la salida del euro de España) a pedido de unos distinguidos colegas y políticos de la madre patria, vuelvo sobre un tema que creía entender y que sólo ahora entiendo del todo: las salidas devaluatorias de las crisis tienen menos que ver con la competitividad (el argumento del dólar o el euro alto) que con la redistribución de la riqueza.Ya hace unos años, en varios trabajos académicos junto con mi distinguido coautor Federico Sturzenegger habíamos llegado a la conclusión que el efecto expansivo de la intervención cambiaria (en particular, del miedo a apreciar: la compra de dólares para ralentar la apreciación del tipo de la moneda) no pasaba por un boom exportador o una barrera a las importaciones tanto como por un aumento del ahorro y la inversión en asociación con una menor participación del trabajo en la distribución funcional del ingreso (léase: salarios relativamente bajos).








