Hace unos días el periodista Marcelo Larraquy publicó una nota sobre la lenta inquilinización de la familia argentina (de clase media, deberíamos añadir), retomando un tema (del que hablo hace tiempo, por ejemplo, acá o acá) relacionado tanto con el aumento de la tasa de inquilinos (y la caída de la de dueños) como con el otro, más profundo, de la falta de instrumentos de ahorro accesibles para el ahorrista mediano -y la posibilidad de que muchas familias descubran al final de su vida laboral que no tienen lo suficiente para mantener su ritmo de vida.
Las razones son varias y no sólo argentinas (como comentaba en este viejo post): la valorización del metro cuadrado en las grandes ciudades (por efecto de la congestión y el aumento del costo de transporte al lugar de trabajo) y el sesgo del sistema bancario (a prestar corto y caro al consumidor en vez de largo y menos caro a la empresa) son factores comunes a otras economias desarolladas o emergentes. Por su parte, la escasez de crédito hipotecario es un síntoma más local, pero compartido con otros paises tigres latinoamericanos.
Pero a todas estas cosideraciones generales se suma un factor crítico idiosincrático de nuestra realidad post convertibilidad: el efecto de la inflación sobre la cuota inicial de un préstamo hipotecario de cuota fija. Puede sonar técnico pero, como explico de modo no necesariamente didáctico en este post, un aumento de la inflación esperada del 5% encarece la cuota inicial en un 30% (simplemente porque el banco cobra anticipadamente la dilución de la cuota futura por efecto de la inflación). Y la cuota inicial es todo lo que media entre el potencial dueño y su crédito.
(Comentario final, algo más técnico: la cuota inicial podría ser más baja si, como en muchos países, se indexara el capital por inflación, posiblemente con un seguro de inflación como el propuesto acá. Pero para esto habrá que esperar a que el gobierno desista de manipular las estadisticas.)
Las razones son varias y no sólo argentinas (como comentaba en este viejo post): la valorización del metro cuadrado en las grandes ciudades (por efecto de la congestión y el aumento del costo de transporte al lugar de trabajo) y el sesgo del sistema bancario (a prestar corto y caro al consumidor en vez de largo y menos caro a la empresa) son factores comunes a otras economias desarolladas o emergentes. Por su parte, la escasez de crédito hipotecario es un síntoma más local, pero compartido con otros paises tigres latinoamericanos.
Pero a todas estas cosideraciones generales se suma un factor crítico idiosincrático de nuestra realidad post convertibilidad: el efecto de la inflación sobre la cuota inicial de un préstamo hipotecario de cuota fija. Puede sonar técnico pero, como explico de modo no necesariamente didáctico en este post, un aumento de la inflación esperada del 5% encarece la cuota inicial en un 30% (simplemente porque el banco cobra anticipadamente la dilución de la cuota futura por efecto de la inflación). Y la cuota inicial es todo lo que media entre el potencial dueño y su crédito.
(Comentario final, algo más técnico: la cuota inicial podría ser más baja si, como en muchos países, se indexara el capital por inflación, posiblemente con un seguro de inflación como el propuesto acá. Pero para esto habrá que esperar a que el gobierno desista de manipular las estadisticas.)
En plena crisis europea, precisamente en España, la tasa no supera el 6% anual ¿porque?
ResponderEliminarLa inquilinizacion, como bien decis, es una situacion mundial especialmente en las grandes ciudades ya que aumenta la cantidad de pobladores y disminuyen los espacios habitables por lo que se convierte en un bien escaso, ergo mas costoso.
La falsa idea que quedo de los años 90 en la Argentina es la de que habia mas credito a mas largo plazo y por ende mas propietarios,sin embargo por la alta tasa y por el sistema elegido por los bancos "sistema de amortizacion frances" al llegar al 50% del periodo digamos 10 años en un prestamo de 20 el deudor solo habia cancelado el 20% del prestamo, no el 50% como muchos pensaban, razon por la cual la mayoria de esos presuntos propietarios, crisis y devaluacion asimetrica mediante, quedaron convertidos en lo que fueron durante esos falsos 10 años, inquilinos.
Abzo
Leonardo, hay que tener en cuenta que en España la inflación es cercana al 3% anual, dato no menor para definir el costo del dinero.
EliminarAdemás, el costo del capital es 1/3 del nuestro o menor, al menos por ahora (visto la situación europea). Esto es determinante en este tema.
Por otro lado, lo que indicas respecto del sistema de préstamo francés es irrelevante para este análisis. El deudor hipotecario si pudo terminar de pagar su crédito tiene su casa, caso contrario la perdió. Pero esto es un tema de ingresos, no de sistema de préstamos. El que tenía un crédito en dólares, fue pesificado, en consecuencia también está alcanzado por el dilema de contar con los ingresos suficientes para pagar.
Una realidad muy triste, con consecuencias sociales manifiestas. Cambiando de tema, estaría bueno Eduardo, que nos recuerdes a los legos porqué existe un spread tan alto en el sistema financiero argentinos. Cuando hay inflación, como ahora, esa es una razón. Pero que yo recurde, siempre hubo altos spreads. ¿Falta competencia?
ResponderEliminarQue el estado te cobre el 21% de IVA sobre los intereses ¿no influye?
ResponderEliminarSí, todo influye. Sólo que en nuestro caso es de un orden de magnitud menor.
EliminarCreo que en el caso de los intereses sobre préstamos hipotecarios para viviendas no se cobra IVA.
EliminarNo están generalizando una situación que se da en la CABA a todo el país? tengamos en cuenta que el 93% de los argentinos no vive allí y las condiciones de acceso a la tierra, de mercado inmobiliario e incluso de autoconstrucción en la CABA no son representativas de lo que pasa fuera de ella.
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