El audio del último programa de Tasas Chinas, acá y acá. Charlamos con Mario Blejer sobre el fallo sobre el pari passu en Nueva York y con Juan Tokatlián sobre la fragata varada en Ghana.
Además, Galperín tiene sus cinco minutos con Caravaggio en el MNBA.
Soundtrack: Massive Attack, Camper van Beethoven, John Barry, Bjork y la canción más linda del mundo (de la semana).
Por pedido de nuestros millones de fans, va transcripción del texto de la intro:
La era del yuyo ha entrado en la etapa de la nostalgia del yuyo. Como una crisis de la mediana edad. Como esos ganadores que a los veinte se llevaban el mundo por delante -o, parafraseando al gran Guillermo, role model del kirchnerismo visceral, se cogían al mundo de parado. Como esos hijos de papá que manejaban el auto de papá y gastaban el dinero de papá, los cristinistas, hijos pródigos del kircherismo hijo de los noventa, hoy se quedaron sin saldo en la tarjeta y recuerdan los días de oro mientras se toman una grappa de fiado, a la espera de que alguien los rescate. China, la soja, la mística, las estética peronistas sdubsidiada por el INCAA. Es el exilio de Néstor, remake de Jorge Coscia, mezclado con el Viva Perón Carajo! Es Horacio Gonzáles hablándole a un Nestornauta de Sabat envuelto en esa bruma lunar que Pino usaba para disimular el bajo presupuesto y las imprecisiones del guión.
Se acabó el viento de cola y los vitelloni recorren el salón semidesierto con los restos del cotillòn tratando de que la fiesta no decaiga a fuerza de bombo y militancia. Hay que salir a trabajar. Pero la militancia no los preparó para esto.
La nostalgia perfora la edad de oro kirchnerista y nos devuelve al año en que vivimos en peligro. No el 76 de la juventud maravillosa sino el 2002 de las cacerolas. Cuando Daniel Carbonetto, el asesor del Alan García de la moratoria, soplaba al oído de Duhalde un plan que incluía: precios máximos para que la inflación no supere el 40%, retenciones móviles a las exportaciones, precio fijo para el dólar de exportación, renacionalización de YPF, reestatización del sistema previsional y flotación sucia para que el dólar no supere los $ 3 (caso contrario, control de cambios y prohibición de venta de dólares en el país). 2002! Yerba mala, como dice el dicho.
"Tengo todo este tiempo en mis manos, y hago huevo todo el día y empiezo a inventar estas tramas complicadas, y al rato siento que no querría haber perdido el tiempo, y entonces quiero creer en ellas", dice Ann, el personaje de Andie McDowell en Sexo mentiras y video. Graham, el personaje de James Spader, tira en una escena que los mentirosos son las segundas peores personas del mundo.
Además, Galperín tiene sus cinco minutos con Caravaggio en el MNBA.
Soundtrack: Massive Attack, Camper van Beethoven, John Barry, Bjork y la canción más linda del mundo (de la semana).
Por pedido de nuestros millones de fans, va transcripción del texto de la intro:
La era del yuyo ha entrado en la etapa de la nostalgia del yuyo. Como una crisis de la mediana edad. Como esos ganadores que a los veinte se llevaban el mundo por delante -o, parafraseando al gran Guillermo, role model del kirchnerismo visceral, se cogían al mundo de parado. Como esos hijos de papá que manejaban el auto de papá y gastaban el dinero de papá, los cristinistas, hijos pródigos del kircherismo hijo de los noventa, hoy se quedaron sin saldo en la tarjeta y recuerdan los días de oro mientras se toman una grappa de fiado, a la espera de que alguien los rescate. China, la soja, la mística, las estética peronistas sdubsidiada por el INCAA. Es el exilio de Néstor, remake de Jorge Coscia, mezclado con el Viva Perón Carajo! Es Horacio Gonzáles hablándole a un Nestornauta de Sabat envuelto en esa bruma lunar que Pino usaba para disimular el bajo presupuesto y las imprecisiones del guión.
Se acabó el viento de cola y los vitelloni recorren el salón semidesierto con los restos del cotillòn tratando de que la fiesta no decaiga a fuerza de bombo y militancia. Hay que salir a trabajar. Pero la militancia no los preparó para esto.
La nostalgia perfora la edad de oro kirchnerista y nos devuelve al año en que vivimos en peligro. No el 76 de la juventud maravillosa sino el 2002 de las cacerolas. Cuando Daniel Carbonetto, el asesor del Alan García de la moratoria, soplaba al oído de Duhalde un plan que incluía: precios máximos para que la inflación no supere el 40%, retenciones móviles a las exportaciones, precio fijo para el dólar de exportación, renacionalización de YPF, reestatización del sistema previsional y flotación sucia para que el dólar no supere los $ 3 (caso contrario, control de cambios y prohibición de venta de dólares en el país). 2002! Yerba mala, como dice el dicho.
"Tengo todo este tiempo en mis manos, y hago huevo todo el día y empiezo a inventar estas tramas complicadas, y al rato siento que no querría haber perdido el tiempo, y entonces quiero creer en ellas", dice Ann, el personaje de Andie McDowell en Sexo mentiras y video. Graham, el personaje de James Spader, tira en una escena que los mentirosos son las segundas peores personas del mundo.
Las primeras, se sabe, son los abogados.
Un grupo de abogados, el mismo que nos acaba de encanutar la fragata en Ghana, nos acaba de ganar un juicio en NY. No es motivo de regocijo ni representa ninguna versión de la justicia: estos buitres compran bonos baratos a tenedores desesperados y esperan que todos arreglen por menos para luego arreglar ellos por más, bajo tabla. Cobran de lo que no cobran otros. Son los caranchos del sistema financiero internacional.
Pero el dato excede la anécdota. Marca el fin de la adolescencia del modelo, que ya no es ni milagroso ni contracultural. Ya no crecemos más que el resto sino menos que el resto, sin motivo aparente. Después de horas de hacer bardo en la pista, ya no parecemos tan cool e irreverentes. Ahora cansamos. Sólo nos banca el gran hermano brasilero, porque no le queda otra. Estamos viejos para hacernos los pendejos.
¿Qué hace un adolescente herido en el honor con un arma cargada en la mano? ¿Acepta la realidad o se atrinchera en la habitación? Tenemos tres largo años para enterarnos.
Un grupo de abogados, el mismo que nos acaba de encanutar la fragata en Ghana, nos acaba de ganar un juicio en NY. No es motivo de regocijo ni representa ninguna versión de la justicia: estos buitres compran bonos baratos a tenedores desesperados y esperan que todos arreglen por menos para luego arreglar ellos por más, bajo tabla. Cobran de lo que no cobran otros. Son los caranchos del sistema financiero internacional.
Pero el dato excede la anécdota. Marca el fin de la adolescencia del modelo, que ya no es ni milagroso ni contracultural. Ya no crecemos más que el resto sino menos que el resto, sin motivo aparente. Después de horas de hacer bardo en la pista, ya no parecemos tan cool e irreverentes. Ahora cansamos. Sólo nos banca el gran hermano brasilero, porque no le queda otra. Estamos viejos para hacernos los pendejos.
¿Qué hace un adolescente herido en el honor con un arma cargada en la mano? ¿Acepta la realidad o se atrinchera en la habitación? Tenemos tres largo años para enterarnos.