Ayer en la charla de cierre de un ciclo de seminarios organizado por la UBA escuche a un distinguido colega explicar la ofensiva opositora por el 82% móvil en términos de un juego de Stackelbeg. En palabras más imprecisas que las de mi colega, el asunto es que el gobierno mueve primero (gasta discrecionalmente) agotando así la posibilidad de la oposición de decidir sobre el gasto (porque después de que gasta el gobierno, gastos adicionales serían fiscalmente insostenibles). En este contexto, la propuesta del 82% se anticipa al previsible incremento electoral de jubilaciones subiendo la apuesta, de modo de: a) primerear una decisión de gasto del gobierno (el previsible incremento electoral...), y b) obligarlo a vetar la propuesta para correrlo "a la derecha" (cuánto ha cambiado la abusada topología política heredada de la revolución francesa).
Entiendo lo de Stackelberg (elegante), y entiendo también el juego de la gallina político (algo menos elegante), pero no puedo dejar de sentir cierto escozor cuando pondero los alcances prácticos de esta aventura electoprevisional.
Si hay algo que los sufridos fiscalistas sudacas han aprendido con sangre es que nunca y bajo ningún concepto debe rigidizarse el gasto, cosa que la indexación hace a la perfección. Trivialmente, cuanto más rígido sea el gasto, menos espacio hay para calibrarlo contracíclicamente (o para redireccionarlo de manera innovadora).
Incidentalmente, la propuesta actualmente en estudio (que indexa haberes por CVS y la mínima por salario mínimo), deja abierta una curiosa puerta de ajuste: retrasar el salario mínimo, desandando el camino recorrido en los últimos años. Simplificando, en la poscrisis los haberes previsionales (deflactados por el CVS y netos de las nuevas incorporaciones de la última moratoria previsional) se mantuvieron estables pero sufrieron un progresivo achatamiento progresivo, gracias a la combinación de licuación inflacionaria e incrementos discrecionales y frecuentes del haber mínimo (en línea con un salario mínimo que subió substancialmente más que el promedio). Ahora, con el 82%, el gobierno tendría fuertes incentivos para retrasar el salario mínimo en relación al CVS, licuando en sentido opuesto, y empinando la pirámide.
Pero hay un tema de fondo que me parece más preocupante. En la misma charla universitaria que mencionaba, en un rapto de innecesario dramatismo (era tarde, hacía frío y nos habían cortado la calefacción) enfaticé un aspecto que no es menor para imaginar tanto el día después de la próxima elección, como el resto de nuestras vidas. Si las instituciones (palabra multipropósito si las hay) son en gran medida endógenas, y en particular son endógenas a ls costos políticos de violarlas, estimular la creencia de que se puede gastar (con perdón del antiquismo) a troche y moche sólo contribuye a exacerbar la puja distributiva. Más simple: si nuestra clase política nos asegura que sobra la plata, ¿con qué argumentos nos venderá la racionalización del gasto o la coordinación de expectativas salariales cuando decida bajar un cambio en la variación de precios?
(En el trasfondo de esta discusión, aunque ortogonal a ella, está el espinoso y necesario debate de la reforma previsional, que amerita su propio post.)
Menos elegante que Stackelberg, acá creo que entra el Teorema de Baglini. Como todavía nadie en la oposición se ve como el futuro gobernante 2011-15, pueden chicanear con propuestas como ésta. Anti-K como soy, tengo que agradecer que Néstor no se descarta para un próximo gobierno, así no les redobla la apuesta, pues la cuenta la podría tener que pagar él.
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ResponderEliminarÉse, mi querido FT, es exactamente el punto más intrigante. La propuesta, en línea con lo que Ud menciona, podría definirse como "defensiva" (de quien aguanta el 1-0 en contra). Pero me permito disentir levemente sin precisar equipos: me parece que lo suyo explica explica la reacción de uno de los tres tercios que, estimo, dominarán la contienda electoral. En el caso del otro, se trató a mi juicio de una evitable imprevisión. (En el caso del oficialismo, el tercer tercio, creo que están sorprendidos, como el conductor de un juego de la gallina que descubre súbitamente que el otro puede estar tan loco como él).
ResponderEliminarMe alegra encontrar finalmente a un profesor de la Universidad Torcuato DiTella discutiendo los temas de actualidad en forma periodica, y más aún haciendo sus opiniones disponibles al publico en general. Esto no solo logra aportar rigurosidad y una opinion informada al resto de la poblacion, sino que ademas puede tener el efecto (no siempre, y tal vez solo de forma indirecta) de provocar un cambio positivo en los tomadores de decisiones. De mínima, contribuye a enriquecer los debates, sacandolos del podio refrendado por bombos para llevarlos al campo de las ideas.
ResponderEliminar"Bajar" de la teoria a la practica y salir del aula al mundo exterior me parece una de las mejores funciones que puede cumplir una universidad y sus profesores.
Por esto, muchas gracias Eduardo!
Saludos,
Maxi
Nota: Ya no soy alumno, por lo que esta es una opinion genuina.
Ely, muy bueno el post. Ahora creo que en la oposición habría dos grupos los baglinistas y los gallinaceos. Claramente Pino y Lozano serían los gallinaceos y Carrió et al serían los baglinistas.
ResponderEliminarAhora el costo politico de no seguir con la práctica de actualizar el salario minimo, sumaría a los sindicalistas y a los jubilados, no se quien se atrevería.
Mus: No dije que eso fuera facil. Igual te comento que a mi juicio el teorema de Baglini es una variante politica del juego de la gallina, en la medida en que el retador especula con que el costo (politico en un caso, fisico en el otro) induzca al contrincante a esquivar el bulto. Lo que es (por usar un eufemismo) intrigante es el entusiasmo con la medida exhibido por el tercio que, en mi opinion, mas chances tiene de imponerse en la eleccion y el que mas dificultades tiene en negociar ajustes. Como decia antes, creo que se trato sencillamente de un ejemplo de mal calculo politico, dificil de subsanar a posteriori.
ResponderEliminar(Naturalmente, siempre hay popuestas superadoras que le permitirian limitar al soberano gastador sin clavarse con un gasto rigido a futuro. De hecho, se me ocurren algunas salidas bastante decentes, pero esto me desviaria del tema del post, y robaria demasiado tiempo de mi sabado.)
Calculo que la oposición se está jugando a que el proyecto sea vetado, la intencionalidad es esa.
ResponderEliminarEn cuanto a la rigidez del gasto, para los fiscalistas sudacas es enemiga porque el resto del sistema es --más que rígido o flácido-- totalmente informal y creo que es gracias a esa horrible costumbre que los sudacas no salimos de la pobreza.
Perdón, una pregunta Eduardo... es válido entonces que el gobierno juegue como ajuste con la mínima de las jubilaciones? Si el gobierno juega con la mínima de todos, el ajuste sería más efectivo y quizás un poco más igualitario... o no?
ResponderEliminarEn cuanto a tu gran duda final: a los políticos no les preocupa contradecirse en lo más mínimo, vos no te preocupes por ellos.
Tritan: Esta claro que esa es la intencion de la oposicion, pero esto no quita que el gobierno puede patear la pelota, vetando y contraofertando un ajuste gradual a partir de 2011, que pegue de lleno en el 2012. Lo que se dice el tiro por la culata.
ResponderEliminarPor otro lado, si bien es cierto que la rigidez golpea mas en paises en desarrollo con una base tributaria inadecuada, tambien es cierto que la politica contraciclica y de redistribucion es fundamentalmente politica de gasto (a contrapelo de lo opinion de algunos bienintencionados malinformados que aun ponen el enfasis en una reforma tributaria progresiva). Y el espacio fiscal para moverse ciclicamente y al interior de la piramide de ingresos es inversamente proporcional al nivel de indexacion de estos ultimos.
Tu ultima pregunta nos acerca a la verdadera discusion: la reforma previsional. Si por jugar con la minima entendemos bajar el salario (y el haber) minimo, estarias ajustando a los que menos reciben, lo que dista de ser igualitario. Pero me parece que el punto es mas general. A mi juicio (y el de la mayoria de los espertos en el tema), una reforma previsional no deberia darse en precio sino en cantidad de beneficios. El aumento de la esperanza de vida no deberia llevar a jubilados mas pobres sino mas viejos, ajustando gradualmente la edad de jubilacion y preservando el poder adquisitivo de los haberes.
La otra pata de cualquier reforma es, naturalmente, la cobertura. No te olvides de que el sistema nace en la Alemania de Bismarck como una solucion al problema del samaritano: un ahorro forzoso para los estratos de bajos recursos, de modo de no tenerlos en las calles pidiendo limosna a los ricos cuando dejan la fuerza laboral. Por eso el aporte al sistema tiene un tope para los altos ingresos. Cualquier sistema en el que aporten los ricos y evadan los pobres es perfectamente inutil, independientemente de su ingenieria financiera. El mejor complemento de una reforma previsional es un avance contra la informalidad. En el interim, lo unico que le queda al gobierno es reconocer de vez en cuando la deuda contingente con los pobres que no ahorraron (de manera selectiva como en el fondo previsional chileno, o de manera algo mas grosera como en la moratoria previsional argentina).
En fin, todo siempre es mas complejo que la bajada del diario, pero este tema vale el esfuerzo mental.
Buenas tardes, soy estudiante de Economía y quería averiguar sobre el origen del 82%. ¿No sabría donde puedo investigar? Muchisimas gracias! Milagros
ResponderEliminarMilagros: Creo que viene de la proporcion del gasto del adulto mayor al adulto, pero no estoy seguro y en todo caso ese número cambio varìa en el tiempo.
ResponderEliminarGracias!!!
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