domingo, 22 de agosto de 2010

La carrera de precios y gasto social

Mucho se habla de las bondades distributivas de la Asignación Universal por Hijo (la AUH, promovida por la oposición y felizmente suscripta por el gobierno) y de las maldades distributivas de la inflación (en particular, de la “inflación de la canasta básica”, o ICB, que incide directamente en hogares de bajos ingresos, y en el cálculo de la pobreza y la indigencia). Poco, sin embargo, se dice de la relación entre estas dos –y de su similitud con la carrera de precios y salarios, un clásico argentino.


Empecemos con una perogrullada que no está de más recordar dada la simplificación a la que a veces nos lleva la polarización de ideas y la tweeterización de la política: a los gobiernos no se los evalúa por un par de medidas afortunadas sino por el resultado de toda una gestión. Pensar que la era K aprueba el examen de progresismo con la renovación de la corte, la AUH, y el matrimonio gay (todas medidas saludadas por un servidor) es pensar la política en términos de anuncios y acciones aisladas,es decir, en términos de hits o medición de audiencia.

La equidad siempre es particularmente difícil de medir. Es el fruto no de un par de anuncios reparadores, sino de toda una gestión, que incluye el congelamiento de los planes de protección social de la gestión de Duhalde, la depuración y extensión del numero de pensiones, los programas de empleo, la moratoria previsional que benefició a todos lo deciles de ingreso, la inflación de alimentos sustancialmente más alta que los ya altos niveles de inflación del IPC, el variopinto entramado de subsidios, la AUH, etc., así como los cambios en la estructura tributaria que determina como financia el gobierno todas estas medidas. Es también resultado de un gasto en bienes públicos (educación, salud, seguridad, servicios) aún más díficil de cuantificar. En suma, es el efecto acumulado de medidas buenas, malas, mediocres o inocuas.

Llevando esta premisa a su mínima expresión, resulta imposible pensar la AUH sin la inflación de canasta, y viceversa. Es que la AUH y la inflación son como el huevo y la gallina. Uno podría, por ejemplo, interpretar la AUH como la compensación del gobierno por el aumento de la pobreza, insinuado por cualquier estimación no oficial, y en gran medida fruto de la inflación de alimentos. Alternativamente, uno podría argumentar que la AUH implica una mayor inflación, dado que requiere de un financiamiento adicional en un contexto donde la inflación (mediante transferencias del Banco Central) se ha convertido en la fuente marginal de ajuste fiscal –es decir, la que cuadra, mediante emisión o licuación de pasivos, la diferencia entre el peso adicional necesario para el incremento del gasto y el ingreso del gobierno. (Algún día habrá que dedicarle un post a calcular como se debe el efecto fiscal “benigno”de la inflación, con el que tanto se improvisa.)

En menos palabras, la AUH podría ser tanto consecuencia como causa de la alta inflación. De hecho, bien podría argumentarse que la relación es de naturaleza dinámica, ya que la segunda precipita un ajuste de la AUH que, a su vez, incrementa la presión sobre los precios de la canasta básica–precipitando un nuevo ajuste de la AUH. En otras palabras, una carrera entre precios y gasto social. (Que el gobierno pueda vender cada retoque al gasto social compensatorio de la inflación como una prueba de progresismo es fruto tanto del marketing político como del análisis del gasto social de manera aislada).

En todo caso, medir el efecto de la AUH sin tomar en cuenta la inflación es, a mi juicio, un ejercicio parcial y académico. Pero ¿cómo medir el efecto neto de una AUH financiada con inflación?

Como primer paso, por ejemplo, podemos definir y estimar de manera muy grosera la “ICB equivalente” a la AUH en 2010: la variación en la canasta de alimentos que, traducida en inflación de la canasta básica, deja el nivel de pobreza en el mismo nivel en el que estaba antes de la AUH.

El ejercicio tendría dos etapas. Primero, una simulación, en base a la información de la EPH, del impacto de la AUH sobre la distribución de ingreso y sobre los indicadores sociales. Segundo, una simulación similar del impacto de un 1%, 2%, 3% de ICB hasta obtener una línea de pobreza similar a la existente antes de la AUH.

Pues bien, con la ayuda de mi distinguido colega Luciano Cohan hemos hecho tales simulaciones de manera aproximada: la “ICB equivalente” a la AUH es de 5%.



(Podría agregarse un tercer paso: una estimación de la elasticidad de la ICB con respecto a la inflación del IPC. Pero la inflación de alimentos ha mostrado influencias impredecibles por lo que cualquier intento de estimar esta elasticidad sería arriesgado. Baste señalar que si la ICB equivalente es del 5%, la inflación IPC equivalente será seguramente menor.)

¿Qué significa esto? Primero, que una inflación del 5%, de no mediar otros ajustes, neutralizaría el efecto de la AUH. O lo que es lo mismo, que la AUH sólo compensó por 5% de los 25% [sustituir con la estimación de preferencia] de ICB en 2010.
Claro está, la inflación genera tiene sus propios ajustes para la población por debajo de la línea de pobreza: los salarios informales (la norma en esta población) y, en menor medida, las jubilaciones se incrementaron en 2009, por lo que sería más acertado decir que la AUH compensó en parte el rezago de los ingresos de los hogares de menores ingresos en relación a la ICB. Por otro lado, la distribución es sensible al nivel de actividad (traducida a su vez en variaciones del empleo y subempleo). Sumando todos estos factores, no sorprende que la situación de pobreza haya mejorado en relación al valle de mediados de 2009 (y sea comparable a los niveles de finales de 2008).




Otra manera de interpretar este resultado es desde el punto de vista estrictamente fiscal: la AUH costará aproximadamente 7 a 8 mill millones de pesos en 2010, o 6% de la base monetaria. Simplificando a niveles vertiginosos, podríamos decir que el paliativo distributivo de elevar los precios un 6% se paga solo, con un financiamiento inflacionario que, por definición, equivale a 6% de la base. Y deja al gobierno, que recauda un pedazo del PIB nominal, con más para gastar, en la medida en que licua parcialmente deuda en CER (índices dibujados por el Indek), en pesos (tasas deprimidas por el BCRA) y en dólares (apreciación real), presupuesto pactado nominalmente, mínimo no imponible de ganancias, jubilaciones, etc. Todos perdedores diseminados y con poco poder de negociación.

¿Significa esto que la inflación es la llave del incremento sostenible del gasto? No necesariamente. En el corto plazo, la dinámica puede ser estable gracias a la falta de indexación. En el mediano plazo, sin embargo, los perdedores no pueden perder por siempre: tienden a defenderse o fugar. Los ahorristas en pesos buscarán otros activos cuando el margen de apreciación real del peso se agote, los presupuestos nominales serán más abultados, los sindicatos exigirán la indexación del mínimo no imponible (del mismo modo en que ya exigen la de salarios), y los jubilados…bueno, ya se ha dicho en este blog que estamos en contra de la indexación del gasto, pero ¿realmente alguien piensa que las jubilaciones pueden ser el mecanismo de ajuste fiscal?

El gobierno está listo para repetir en 2011 este esquema de toma y daca: elevará AUH y jubilaciones para compensar una ICB de 25% [de nuevo, sustituir…]. Será el próximo gobierno el que deberá desactivar esta dinámica puja distributiva. ¿Quién en la oposición está preparado para esto?

16 comentarios:

  1. Gran post! En pocas palabras el gobierno inflaciona, luego encuentra una idea de la oposición, se la roba y se queda con los aplausos del glorioso progresismo argentino, mientras deja a los pobres igual -o peor- que antes de la medida.

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  2. Habria que aclarar que tampoco nadie oficialista esta preparado para detener esta puja distributiva con lo cual nos hundiremos a la velocidad prevista. :P

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  3. Distinguido colega ELY,

    Interesantes los cálculos llevados a cabo por uds. Resalto que hasta el momento los estudios que pude leer sobre el vínculo inflación/AUH eran del tipo “mirá, aunque haya inflación, la AUH es plenamente beneficiosa porque cualquier número positivo deflactado por alguna tasa de inflación siempre es positivo”. O sea, AUH/(1+P). Pero como dice ud., eso es sólo una parte de la verdad. Lo más sensato para hacer un estudio más global de los sesgos distributivos de política es un análisis de costo-beneficio del tipo AUH/(1+P) – X*P, donde esto último refleja TODA la pérdida de los menos pudientes por efectos de la inflación.

    Comentario al margen que no creo que le interese, estas distintas maneras de encarar el asunto me hizo pensar que tienen cierta (vaga) similitud con cálculos efectuados en algunas de las paradojas de Zenón. Zenón decía provocativamente que Aquiles nunca podría alcanzar a la tortuga, del mismo modo que los beneficios de la AUH nunca podrían ser superados por los costos de la inflación. Y así como el desarrollo de las series infinitas convergentes y el postulado de que el tiempo de recorrido de una distancia finita es finito solucionaron de alguna manera la paradoja, acá el establecimiento de un costo externo y aditivo, generan un mejor acercamiento a la cuestión, acercamiento que aunque no llegue a la Verdad, al menos converge.

    Más en serio, me gustaría hacerle algunas preguntas:

    1.- Hablando de series convergentes, ¿no es posible que Infla-->AUH-->Infla converja en lugar de arrojar una dinámica permanente como la que usted induce? Me estoy refiriendo a un ejercicio conceptual con una inflación que obedece sólo a la AUH (financiada con señoreaje o no), y no a los demás múltiples factores vigentes (resto del sesgo fiscal, tasas negativas, inercia, etc.). En otras palabras, ¿por qué cargar tanto las tintas sobre el efecto inflacionario de la AUH cuando todavía existen esos otros tantos factores? Con esto estoy diciendo que, dentro de su análisis, me suena más atinado el efecto paliativo de la AUH más que su efecto de inducción; y para el efecto inducción me suena más atinado otros posts suyos. La carrera de precios y gasto social seguiría existiendo pero por la presencia de otros factores de expansión de la demanda como gatillo.
    2.- Usted dice que la AUH incrementa la presión sobre los precios, cosa que es cierta en su modo más general. Ahora, si los fondos de la AUH van a consumo de alimentos, que son los que más aumentaron de precio, y estos son a priori “transables”, ¿por qué deberíamos ver una segunda rueda de aumentos? ¿Tiene pensado usted que los alimentos tienen un componente “no transable” importante dentro de su valor agregado?
    3.- Me gustaría que sea más claro con el párrafo que muestra el punto de vista fiscal. ¿Está diciendo que una emisión del 6% de la base juega con un aumento de precios de 6% (asumiendo velocidad constante y cierre de brecha de producto), y que esa plata neutraliza precisamente el efecto nocivo de la inflación (incluso 6% es un poco mayor a 5%)? Acá se ve bien el punto de causa de inflación, pero está basado en una visión cuantitativista demasiado estricta, ¿o me equivoco? Fíjese en este sentido que no hace falta la licuación de deuda ni rigidez en el gasto para que el gobierno tenga margen para mayor gasto: sólo alcanza con la posibilidad de monetización del déficit. El gasto es sostenible (en cuanto no hay crecimiento de deuda) pero a costa de inflación explosiva, como era habitual en estos pagos. ¿Lo ve así?
    4.- Hay un estudio reciente del Cedlas en donde se estima un nivel de pobreza un poco menor (hasta donde puedo ver del gráfico). ¿Lo conoce? ¿La diferencia estaría en la estimación del aumento de la CBT?

    Otra vez, muy interesante el post.

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  4. Diego: no le daria al tema un tinte tan deliberado o conspirativo. Bien puede ser que el gobierno no termine de entender su participacion en la genesis de la inflacion, e incluso que piense que la misma no es tan alta como dicen las encuestas privadas. Por otro lado, que suscriba las buenas ideas de la oposicion es parte del juego democratico (de lo contrario la opisicion seria meramente testimonial). De lo que si me parece que el gobierno se beneficia de manera espurea es del hecho que las culpas de la inflacion estan mas diluidas que los creditos del gasto social. De este modo, el gobierno pone alegar que protege a los hogares de bajos recursos del flagelo de la inflacion, desentendiendose de su rol en el aumento de esta ultima. Una especia de policia bueno frente al policia malo de las remarcaciones, tipico en gobierno personalistas, que me recuerda, por ejemplo, cuando Boris Yeltsin despotricaba publicamente contra sus ministros por los errores de politica de los que el era en ultima instancia responsable.


    Lord: Cierto, de hecho creo que es el oficialismo el que mejor preparado esta para desandar este camino. Pero alli no veo ni preocupacion ni voluntad de revertir esta dinamica, sino relajamiento gozoso.

    Mastro:

    1. Supongo. En la medida en que los perderores no se rebelen. Nota que, simplificando al extremo, el efecto neto de inflacion + AUH es pobreza estable y mayores recursos fiscales, por lo que alguien tiene que popner la diferencia. Si crecemos al 8% hay mergen, si crecemos al 3% no tanto. Previsible: la puja distributiva estalla cuando no hay excedente que distribuir.

    2. Yo digo que la AUH presiona sobre la canasta, pero el traslado a precios efectivamente deberia estar atenuado por el grado de transabilidad de los alimentos (si la demanda adicional se trasladara uno a uno a la AUH esta no tendria efecto paliativo). Pero no fue la AUH la que precipito el aumento de la carne que luego se traslado al resto de los alimentos a ppios de 2010. Ni puede explicar el diferencial de inflacion de alimentos en los ultimos anhos. (Los alimentos y demas items de la canasta basica tienen en efecto un importante componente no transable, que incluye transporte, packaging y marketing, Moreno, entre otras cosas. Seria util hacer un buen estudio del pass-through de los precios internacionales a los locales.)

    3. Me parece que estas contando dos veces la misma plata. Si expando 6% la base, y uso ese dinero para fondear la AUH, y no existe ninguno de los otros efectos (licuacion etc) tanto la pobreza y el deficit permanecen estables (no hay ganancia fiscal: la emision monetaria paga la AUH). La ganancia fiscal surge de los efectos balance de la inflacion, que genera recursos a mayor velocidad de lo que se inflan las obligaciones.

    4. Lo conozco, pero desconozco de donde surge la diferencia (puede ser lo que sugeris). Una debilidad de ambas estimaciones es que asumen perfecta implementabilidad de la AUH. En la practica la aplicacion seguramente dejara elegibles afuera (y posiblemente se colaran algunos no elegibles). En este sentido nuestra estimacion es benigna con el gobierno (pero este factor deberia ser de segundo orden para el analisis del post).

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  5. Eduardo,
    Más allá de las diferencias con el CEDLAS, me parece que el ejercicio tiene un supuesto demasiado fuerte, y es que la inflación del 5% afecta a la población como si estos no tuvieran ningún tipo de ajuste en sus ingresos. El ejercicio es equivalente a una rebaja de los ingresos reales de toda la poblacion del 5%, lo que parece exagerado. Un supuesto más razonable podría ser ajustar parcialmente los ingresos, si querés algo por debajo de ese 5%. De hecho, la inflación nunca afecta los ingresos reales por esa vía, sino por un deterioro o erosión sostenida del ingreso real provocado por las distorsiones reales del proceso inflacionario.

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  6. Pablo: el ejercicio estática comparada estándar, y lo único que dice es que si distribuís la AUH y subía la canatas 5% simultáneamente la pobreza queda más o menos donde estaba. Si lo pensás desde el equilibrio general, es trivial que la inflación genera sus propios ajustes (como digo en el párrafo 11) y que una intepretación más realista indicaría que la AUH compensa 5% de "retraso" en los ingresos de los hogares pobres (asociado con una tasa de inflación más alta).

    En cuanto tu último comentario: "la inflación nunca afecta los ingresos reales por esa vía, sino por un deterioro o erosión sostenida del ingreso real provocado por las distorsiones reales del proceso inflacionario," no estoy seguro de entender a qué te referís. Pero la vía por la que la inflación afecta el ingreso real no es tan oscura, y surge de la diferencia en la tasa de inflación de ingresos y gastos. Si la canasta aumenta el 25% pero los ingresos de los hogares pobres aumentan el 15% (algo más para los asalariados informales, algo menos para los subocupados, y menos aún para los desocupados) entonces los ingresos reales de los hogares pobres caen (haya o no distorsiones).

    Desconozco la fuente de la diferencia con los números del CEDLAS, aunque estimo que parte de la misma se explica por el hecho de que nosotros tomamos la canasta a fines de 2009 para medir todo el efecto de dilución de la inflación, mientras que ellos, por disponibilidad de datos al momento de escribir el informe, tomaron sólo hasta mediados de 2009. Igualmente, no creo que las diferencias invaliden las conclusiones.

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  7. Eduardo,
    Solo para aclarar. Tu punto es que 25 de infla menos 20 de ingreso es 5, y por eso hacés el ejercicio. Válido, pero dejame puntualizar dos cosas. Primero, la elección de esos números puede ser arbitraria, porque hay otros períodos, con inflación, donde los ingresos reales se recuperan (incluso los más bajos). Conclusión: no siempre que hay inflación los ingresos reales caen.
    Segundo, fijate que lo central para tu resultado es el retraso en los ajustes, a su vez determinados por problemas de la economía real (economía en negro, desempleo, bajo poder de negociación, etc). Lo que me lleva a mi segundo punto: la inflación no es mala porque sí, sino porque afecta (en el mediano plazo) los ingresos reales al afectar las decisiones productivas y de consumo (todas reales). Esto incluye el problema de que la inercia y la puja te lleve a situaciones de régimen de alta inflación, y luego a la hiper. Otro tema, además, es la aceleración de la inflación, que sí puede reducir el salario real aun con ajuste uno a uno.

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  8. Pablo, si bien en economía todo es posible, la evidencia muestra que por lo general los ingresos que ajustan (e incluso, en algunos casos, le ganan) a la inflación son los ingresos formales en relación de dependencia, y en menor y más variable medida, el de los profesionales independientes -ninguno de los cuales es característico de los hogares que son motivo de la nota.

    Por otro lado, la elección de números es arbitraria (como todo ejemplo) pero si observás la evolución del salario formal e informal, y la sensibilidad de la pobreza al aumento de la inflación, verás que la hipótesis de que ésta genera retrasos regresivos (mayores en hogares más pobres) no es tan descabellada. Estas son algunas de la razones por las que en la profesión pocos dudan que la inflación es un impuesto regresivo. A mi juicio, esto de por sí ya la hace mala, independientemente de su costo económico macro. De hecho, no deja de sorprenderme la típica asociación de la prudencia inflacionaria con el ajuste y la ortodoxia, y el sesgo pro inflación de algunos sectores de la progresía nacional (generalmente no acompañada por los sectores de la progresías de países vecinos) -tal vez la adaptación al hecho de que la gestión K haya hecho de la inflación un elemento central de su modelo de crecimiento.

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  9. Eduardo, bien por proponer ir a los datos. La correlación bestial entre pobreza e inflación (datos anuales desde 1980, lo que hay), da 21% positivo, ahí tenés tenés un punto. Pero sin las hiper (ver mi mensaje anterior), la correlación se vuelve negativa: -28,2%. Por supuesto, con más datos, lags, controles, trimestralizaciones, etc etc, puede llegar a dar muy distinto…

    En la era K, los salarios no registrados crecieron entre III.03 y IV.09 3,15 veces, lo que deflactado por la recaudación de iva dgi neto de suba del PIB da un aumento real de 30%. Poco pero positivo. Misma cuenta con los ingresos del decil más pobre: 100% arriba.

    No parece difícil racionalizar esto: cuando la inflación se asocia a la recuperación de las variables sociales, no logra comerse todo. Pero como te dije, todo depende de si se profundiza el proceso inflacionario, porque las hiper te matan. En suma, tu ejercicio parece no aplicar del todo en las circunstancias actuales.

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  10. Pablo: decir que la pobreza baja por la recuperación de las variables sociales por efecto de la inflación es un error conceptual (y metodológico) lamentablemente común, con consecuencias nocivas para el diagnóstico y diseño de políticas públicas, que no puedo remedar en los modestos confines de un blog. Para eso, supongo, existe la universidad.

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  11. Eduardo, no entiendo la respuesta que le das a Pablo. Yo entiendo que lo que dice Pablo es lo siguiente: cuando la inflación es producto de la expansión del gasto social y la recuperación del salario nominal (puja distributiva), suele ir acompañada de mejoras en las variables distributivas y socio-económicas. Esto es coherente, sin ir más lejos, las hipótesis que están atrás del Inflation Targeting: si el desempleo baja mucho, las presiones salariales se intensifican, y sube el salario real y la inflación. En la historia argentina, durante el stop-go, las fases alcistas del ciclo iban de la mano de una progresiva aceleración inflacionaria pero de mejoras en el empleo, el salario real y la situación socio-económica. Y las fases de caída de los ingresos reales y de aumento de la pobreza eran las devaluaciones (contractivas).
    Me parece que Pablo en ningún lado dice que la inflación GENERE una recuperación de las variables sociales; sino que los procesos de recuperación de las variables sociales y del salario real pueden o suelen generar inflación.
    Finalmente, la comparación con países vecinos me parece que es un poco complicada. En nuestro país el nivel de conflictividad social y política, y los niveles de vida a los que aspiran los sectores populares,son mucho mayores que en Brasil y el resto de AL. Acá el proceso de crecimiento con inclusión pareciera que rápidamente genera tensiones que aumentan la inflación. Claro, no durante la convertibilidad que el desempleo no bajó del 13%, desestimulando cualquier conflicto salarial; y con un tipo de cambio que casi no daba lugar para la producción doméstica.
    Un último punto. Me parece que por un simple error de interpretación mandaste a un lector y comentarista de tu blog "a estudiar". Bajemos un poco la "crispación", seamos más tolerantes y republicanos.
    Saludos,
    Esteban.

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  12. coek: no estoy "crispado" (palabra política en voga si las hay), sólo que lamentablemente no tengo el tiempo para debatir sobre la mejor manera de identificar causas y efectos de la inflación, sobre todo si partimos (a mi juicio, erróneamente) de que Argentina es distinta, lo que nos deja con unas poquísimas observaciones poscrisis, de las que adicionalmente habría que excluir las del primer K, período en el que la inflaciíon estaba en gestación pero aún no se habia materializado, y en el que los indicadores mejoraban como parte del rebote cíclico desde bajos históricos.

    ¿Es la inflación la consecuencia de la mejora de indicadores sociales? Si no se puede invocar la evidencia de otros países vecinos que mejoraron indicadores sin apelar a la inflación, ni la historia reciente argentina (que como bien insinuás, no es estrictamente comparable-aunque no estoy seguro de que, como creo entender que sugería, los indicadores sociales hayan sido muy inferiores a los actuales) me quedo con argumentos altamente especulativos, esto es, largos y cuestionables.

    Así que en ese campo de la fé sin evidencias, mejor hacerla breve: 1) creo que la inflación diluye las ganancias del crecimiento inclusivo (modelo que he saludado antes, tanto en columnas de oponión como en mi libro de la crisis); 2) creo que ese modelo no supone inflación (creo que no somos tan diferentes a los demás); 3) creo que se subestima el costo economico (y social) de desactivar la inercia inflacionaria, incluyendo la inflación escondida en el gasto en subsidios (del mismo modo que en los 90s se subestimo el costo de salir del espejismo de la convertibilidad dolarizadora); 4) creo que los dividendos del modelo de inclusión social se agotaron en 2007, en parte por subestimar el efecto nocivo de la inflación; 5) creo que hay mucho margen para reiniciarlo, y que en esta instancia la continuación exige combatir de manera coordinada el problema de la inflación, de modo de evitar un ajuste de la actividad económica.

    En cuanto a las palabras de Pablo, efectivamente la comparación que hace (variación de la pobreza 2003-2010 y la inflación como prueba de que ésta última no incrementa la primera) adolesce de un número de problemas (algunos señalados por él mismo) que requerirían una larga exposición que, como te decía, no tengo tiempo de brindar aquí (y, sin un grupo de control, ni siquiera valdría la pena).

    Más en general, me inquieta la ligereza con la que toma el tema de la inflación parte de la bienintencionada progresía nacional, tal vez fruto de esa idea recurrente de que Argentina reescribirá exitosamente los libros de texto. Tema, tal vez, para un post no de economía sino de política económica.

    Pero no estoy [irritado colérico exasperado]. Sólo preocupado.

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  13. Eduardo, todos acordamos que la inflación sin otro ajuste nominal genera pobreza (definicional), y que es peligrosa si se descontrola. No sé por qué al hablar de progresismo bienintencionado pero ligero, olvidás este punto que repetí varias veces, y al que finalmente te acoplás en tu último mensaje.

    Vos decís que la inflación dificil que sea consecuencia de la mejora (hay que agregar "dramática") en los indicadores sociales. Pero mi argumento no hace más que utilizar los siguientes ingredientes, de público conocimiento: (i) muchos economistas dicen que las políticas de demanda han creado inflación (yo no sé si coincido totalmente, vos sí?); (ii) la mayoría de esas políticas fueron sociales o tuvieron efectos sociales; y (iii) los datos dicen que, en el neto, los ingresos reales han crecido desde 2003.
    No quiero abusar de tu tiempo, pero no veo qué parte del argumento falla.

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  14. No creo que hayan sido las políticas de inclusión las que generaron inflación (sobre todo la inflación de alimentos, que suele ser relativamente inelástica a la demanda). Creo que la inflación obedece al tipo de cambio alto, a politicas de oferta erradas (como el pico de alimentos de este año), a exceso de demanda concentrada en la clase media (como la compra de durables a término de la clase media alta bancarizada), y a inercia natural en un contexto de puja distributiva creciente y esperable (desde ya, no creo que los asalariados sean los "culpables" de la inflación, pero sí que los aumentos salariales compensados con remarcaciones a su vez compensadas con aumentos salariales generan inflación adaptativa e inercial, que ésta explica dos tercios de la inflación actual). Luego, el gobierno palia la situación con gasto social, lo que desde luego está bien, y ha logrado estabilizar los indicadores sociales en él período post-INDEC de alta inflación. También creo que en el neto (erosión inflacionario+gasto social) se beneficia, tanto en su dimensión proselitista (la inflación es ajena pero el subsidio es oficial), como financieramente, y que esto es lo que decía mi post. Además, creo que este último beneficio, en un contexto de deterioro fiscal, explica la deliberada ausencia de políticas antiinflacionaria (incluyendo la falta de activismo moreniano en los últimos meses).

    Me parece que no estamos diciendo lo mismo, pero no tenemos por qué coincidir.

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  15. Más allá de coincidir en buena cantidad de puntos con Eduardo, lo cierto es que no sabemos, o peor, no podemos saber qué pasó exactamente con los salarios de los no registrados o de los deciles más bajos (cuando tienen salarios) en la 'triste époque edwinianne-itzcovichianne', y que dichos salarios hayan empatado a la inflación es al menos una posibilidad. De hecho, es cierto que muchos episodios de inflación moderada son acompañados con incrementos del salario real (promedio, al menos), lo que no quiere decir que un modelo inclusivo deba suponer inflación, como señala el anfitrión, porque la misma provino, esencialmente, de errores de política que a la larga atentan contra ese modelo. (¿Todavía hay dudas de lo importante que fue el componente de demanda para la aceleración de los precios? ¿Todavía hay dudas de que muchas ganancias sociales pudieron haberse alcanzado de todos modos sin una inflación arriba del 20%?)

    Pero, dicho esto, yo veo esa posibilidad de salarios reales really bullish poco probable en los últimos tiempos, fundamentalmente por el hecho de que el 2009 fue recesivo y, sobre todo y paradójicamente, por el hecho de que los salarios de los no registrados crecieron a casi el 40% anual en el piso recesivo, lo que muestra la gran matufia encubierta. Y se requiere una gran matufia para encubrir un gran impacto negativo.

    Estimado Pablo, su argumento no falla, tal vez fallan los axiomas que hay adentro. Especialmente, hay algo falaz en su último punto en cuanto a que el post está efectuando un análisis para el año 2010, y usted dice “¿cómo puede ser si los salarios reales crecieron desde 2003?”, sin observar que el mismo post tiene un gráfico que muestra la “dramática” mejora en la pobreza. Creo que el anfitrión sospecha que los salarios reales de los deciles más bajos están cayendo en los últimos tiempos, y yo creo que su sospecha es razonable.

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  16. Eduardo, yendo rápidamente a un ya lejano punto 3) mío más arriba, creo que hablamos de lo mismo. Yo decía que no hace falta licuación, rigidez, etc para que el gobierno tenga margen para mayor gasto. Usted me dice: “sí hace falta, porque si no, el déficit queda constante: gasto financiado con emisión”. Mi punto es que esa emisión podría hacerla tan grande como desee, con lo cual no existen límites al gasto (no estoy diciendo otra cosa que si juntamos los flujos de caja de Tesoro y BC, tenemos el clásico ejemplo de dominancia fiscal e impuesto inflacionario). Usted me dirá: “Sí, pero así tenés una dinámica explosiva”. Y yo diré: “Sí, pero mi comentario no iba en la dirección de esa dinámica sino simplemente en los márgenes del gobierno”…

    Me quedé pensando sobre si las transferencias del BC tenían idéntico impacto si son a través de dividendos o a través de adelantos. Desde un punto de vista formal, no: con adelantos te aumenta el déficit, lo cual puede ser una restricción. Desde el punto de vista inflacionario sería lo mismo, no? También habría que ver cuánto de estas transferencias van a pagos de deuda en el exterior. No lo sé, pero imagino que eso ya lo se contempla sólo con la parte del Fondo Mágico y Misterioso y las utilidades irían todo a gasto (o déficit exc-dividendos).

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