A raíz de esta columna, escrita con una distinguida colega, sobre el complejo tema de la ingeniería previsional y las transferencias intergeneracionales involucradas, me surgen estos trasnochados pensamientos desordenados.
(i) Como bien dice la etiqueta en ingles, el actual sistema de reparto es del tipo "pay as you go" (traducción libre: pagamos con lo que hay). Esto puede ser interpretado de dos maneras. Por un lado, "lo que hay" podría referirse a lo que el sistema recauda (la versión "contributiva" de este asunto) lo que en principio dictaminaría que lo ahorrado durante la vigencia de las AFJPs pertenece al sistema (y no al Tesoro). En este caso, como puntualiza la columna antes mencionada, dado el déficit corriente del sistema (adecuadamente medido como contribuciones menos pago de haberes), el stock se agoraría en aproximadamente dos años y habría que ajustar (o, en un contexto inflacionario, rezagar) el valor de los beneficios.
La segunda interpretación dice que "lo que hay" se refiere a la caja fiscal, algo que en la practica ha sido el caso por default: el Tesoro se viene haciendo cargo del rojo del sistema desde hace décadas, del mismo modo en que se hizo cargo de los costos de transición al privatizarlo. Esta interpretación tiene una implicación directa no menor: el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (el FGS que, como ya dijera antes en este blog, no parece cumplir otro rol que el de proteger estos ahorros de la voracidad ajena, resguardándolos para la del gobierno) no tendría razón de existir. En otras palabras, debería netearse de una vez por todas los bonos publico que engordan esta cartera (aproximadamente el 60% del total) y pasar al resto del fondo (uno 60 mil millones de pesos, dependiendo del tono de los mercados) a las arcas del Tesoro.
(ii) Independientemente de la interpretación que se le de al sistema de reparto, debería quedar claro que el gasto de estos ahorros, en el contexto de un sistema en creciente déficit y de una economía en expansión solo puede justificarse si se descuenta que los beneficios sufrirán un recorte pronunciado en el futuro cercano. De lo contrario, debería tratarse al FGS como un fondo contra cíclico, preservan dolo para años recesivos donde (a) los ingresos fiscales caigan, o (b) las contribuciones caigan. Al final poca diferencia hace si el FGS se utiliza en base a los ciclos de las contribuciones o al de los ingresos tributarios, ya que, me animo a decir sin mirar los números, los dos deberían presentar una correlación importante, al menos en las colas de la distribución, que son las que determinan el uso de un fondo anticíclico.
Llámese Fondo Anticíclico (dispositivo que tiene la gran ventaja o desventaja de haber sido legislado -y posteriormente cajoneado) o Fondo Anticíclico Previsional (que, acronimizado, suena mejor), lo cierto es que el mismo debería estar gobernado por criterios de inversión de largo plazo en activos de baja correlación con el ciclo local, de modo de que el dinero valga mas cuando los ingresos sean menos (una versión de los criterios de administración de los cada vez mas numerosos fondos soberanos en países como China, Arabia Saudita o Chile). Exactamente al revés que lo que se hace hoy en día cuando, deliberadamente o por omisión, se mantiene la concentración en activos cíclicos, cuando no se los presta a los infaltables amigos del poder. El FGS, así como esta, genera un inquietante deja vu de su primo patagónico mas cercano: el inefable fondo de Santa Cruz.
(iii) La eliminación del FGS (y la reasignación de su cartera a un instrumento que preserve su valor para tiempos de escasez) no solucionan el problema de fondo: la sustentabilidad del sistema. Esto es tan complejo que simplificarlo en un par de clises no merece ni el trabajo de escribir estas líneas. Me limito, entonces, apenas a platear las dimensiones que el problema presenta.
Primero, esta la tan mentada evolución adversa de la pirámide demográfica (el envejecimiento de la población). Si todos los trabajadores aportaran, igualmente el sistema seria crecientemente deficitario, como combinación de una natalidad en descenso y una esperanza de vida en ascenso. (La solución, a la larga, apuntaría al incremento de la edad jubilatoria, pero para que hacerme cargo de este baño de realidad en un momento en el que todos parecen pensar que sobra el dinero?)
Segundo, y mas sudaca en su naturaleza, esta el problema de la cobertura: en ausencia de problemas piramidales, aun así debería hacernos cargo de los trabajadores informales o esporádicos que quedan afuera del sistema por efecto de la insuficiencia de aportes o el puro y simple negreo. Aquí si que, a falta de contribuciones, "lo que hay" solo puede venir del Tesoro. La pregunta es si ahorramos (fiscalmente, ya que no previsionalmente) para la vejez de nuestra generación o le dejamos el muerto a...los futuros trabajadores. Porque como el pay as you go indica, la prodigalidad actual es la carga fiscal de la PEA del futuro -salvo, claro esta, que nuestros hijos decidan vengarse de nosotros dándonos solo en función de lo que juntamos.
Y aquí es donde la discusión se vuelve mas provocadora (y menos relevante para el debate político). Si al final el sistema previsional es una manera elegante de soslayar los riesgo gemelos del problema del samaritano y el crecimiento del socialismo (en su origen, la masa de ex trabajadores sin techo ni ahorros entorpeciendo con su presencia la belleza de las ciudades alemanas) lo único que debería exigírsele es que la cobertura mínima garantizase una subsistencia digna. (Lo que ilustra la paradoja del sistema privado, que dejaba afuera justamente la población mas necesitada).
Por que no pensar un una Asignación Universal para la Tercera Edad (acronimizable a un mas que decente cantautor y pintor español), financiada con aportes y contribuciones (o con impuestos: en un sistema de este tipo, la diferencia entre unos y otros desaparecería)? O, bajando esto al debate actual, por que no concentrar el esfuerzo en la actualización del haber mínimo, evitando rigidizar el resto?
Muy buen post ELY.
ResponderEliminarPara mi sería conveniente cambiarle la lógica al Sistema Previsonal y la financiación por impuestos generales (en el blog de FP se trabajó este tema) sería mucho más conveniente porque elimina el debate acerca de si es justo que quien aportó tanto tine que recibir tanto. O bien que quien no aportó reciba otro tanto.
Al menos el debate de justicia distributiva se agota: todos pagamos impuestos, todos vamos a recibir una jubilación digna.
Después le que quiere ahorrar "por afuera" está en todo su derecho y asumirá los riesgos que considere.
El link de FP: http://musgrave-finanzaspublicas.blogspot.com/2010/07/great-minds-think-alike-cavallo.html#links
Saludos,
No hace falta inventar la pólvora. Basta mirar los modelos anglo-americanos (GB) y los nórdicos (Suecia), incluso el pésimo sistema francés dispone de un ingreso mínimo universal para la vejez.
ResponderEliminarEl tema es que si discutís solo el tema previsional te quedás menos que a mitad de camino. Estamos hablando solo de la punta del iceberg.
Discutir un sistema previsional incluye millones de cuestiones, empezando por la política social. En todos lados el sistema previsional se complementa siempre con sistemas de salud eficientes, donde lo que se busca es evitar la pobreza en la niñez y la vejez.
Discutir del sistema previsional te obliga a hablar de la política de vivienda, lo que te lleva al crédito a largo plazo, lo que te lleva a la inflación.
Discutir del sistema previsional te lleva a hablar del mercado laboral, del empleo en negro, y de la regresividad fiscal desde la óptica empresaria. Hoy una PYME paga los mismos impuestos al trabajo que una multinacional, como no va a haber trabajo en negro? Como pretendemos que crezcan y se conviertan en grandes y eficientes empresas?
Todas estas cuestiones te obligan a rediscutir a su vez todo el tema fiscal...
En fin, no quiero aburrir. Hablar solo del sistema previsional y sus adyacencias más cercanas es algo superficial. La discusión de un "plan" de largo plazo debería construirse justamente sobre este tema. No es algo cosmético.
Mientras tanto, si esto no se discute en serio, prefiero un mango en un jubilado a un mango en subsidios a Aerolíneas Argentinas, GNC, etc.
Saludos