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El fugaz presupuesto 2011 contemplaba la creación de un nuevo Fondo del Desendeudamiento (FD) por USD 7500 millones. El presupuesto terminó siendo un bluff, pero el mal llamado Fondo del Desendeudamiento no: de facto, el gobierno financiará el déficit con reservas, reabriendo la discusión sobre su uso.
Más allás de las pertinentes consideraciones legales (por ejemplo, el hecho de que es el Congreso el que debe autorizar su uso), el costado económico de este debate estival es lo suficientemente complejo para ameritar este post, que refrita materiales elaborados para no economistas en un lenguaje para no economistas (o al menos eso intenta).