Enero es tiempo de descanso y refritos. Recientemente publiqué (con distinto tono e igual contenido) dos entradas relacionadas con los controles de capital, aquí y aquí.
Muestra de que el tema no solo está en ebullición sino también en evolución, son las nuevas variantes ensayadas en Israel y Turquía -que, si se miran detenidamente, no son más que versiones del impuesto chileno, con el mismo objetivo: permitir una contracción monetaria contraciclica evitando el offset de capitales en busca de carry.
(¿Demasiado técnico? Si subo la tasa para morigerar las presiones inflacionarias que comienzan a aquejar a las economías emergentes -combinación de la fuerte demanda interna y la inflación global de alimentos), los inversores especulativos se endeudarán en dólares y yenes a una tasas cercana a cero para beneficiarse de mi altas tasas, neutralizando la contracción monetaria y generando apreciación cambiaria.)
Hace tiempo que el Banco de Israel (uno de los tempranos promotores emergentes de las metas de inflación) abandonó el dogma de la no intervención cambiaria. Hoy, suman a la intervención un encaje a las operaciones de compra de moneda a futuro (non deliverable forwards) que no es más que un impuesto a la Tobin a los flujos especulativos en el mercado cambiario (en otras palabras, una reducción del carry, particularmente en las operaciones de uno a tres meses características de estas posiciones), y simultáneamente suben la tasa de interés de referencia. ¿Cuál es el efecto sobre el shekel? Ninguno: el impuesto compensa el aumento de tasa, eliminando el offset.
En Turquía, la combinación es distinta, aunque el efecto es el mismo: reducción de la tasa de referencia (la que determina el carry en ausencia de impuestos) combinada con un aumento del encaje sobre los depósitos (lo que abre el margen de intermediación, elevando la tasa activa que, en principio, determina la transmisión de la política monetaria).
Tanto Turquía como Israel tienen como objetivo combatir el brote inflacionario; sus intervenciones cambiarias sólo intentan desacoplar la decisión de política monetaria de la decisión cambiaria (los controles, se sabe, son una manera de preservar el tipo de cambio estable y la autonomía monetaria, por eso de la célebre trinidad imposible). De tener éxito, ciertamente se trataría de una versión más quirúrgica, menos masiva que los controles brasileros a todo lo que se mueve en la frontera.
¿Y por casa? Los diarios mencionan hoy que (¿el gobierno? ¿el BCRA?) estudia la posibilidad de reducir la Badlar para atenuar el influjo de capitales. La primera lectura que hago de esta apreciación es que el gobierno está preocupado por el impacto inflacionario de la compra no esterilizada de dólares, y prefiere echar arena en la rueda cambiaria. Esto lo pondría más cerca de Turquía que de Israel -si, a la vez, utilizara los encajes para evitar el efecto expansivo (inflacionario, para los que creen que la política monetaria tiene connotaciones inflacionarias) de la rebaja de tasas.
Aún mejor parece ser en nuestro caso la opción israelí: dado que gran parte del impulso monetario se refleja en un aumento de la demanda de consumo (como discutimos, por ejemplo, aquí), no estaría de más un aumento de tasas pasivas que generara más ahorro bancario y desinflara la presión sobre durables y propiedades -asegurando, de paso, que la clase media argentina pudiera convertir la distribución del ingreso en distribución de la riqueza, ahorrando para los tiempos de vacas flacas (como discurrimos aquí).
Excelente!!! E indispensable el control!!! Pues te revalúan, te destruyen (dejan afuera muchas industrias) y luego se van. La baja de tasas no parece una buena opción en este momento pues perderemos aún más el incentivo al ahorro interno en moneda local. Me quedo con la opción Israelí.
ResponderEliminarFijense que el ingreso de capitales se lo puede considerar como una especie de préstamo forzado, te revalúan y por lo tanto comprás mas bienes del mundo. Intrínsecamente no es que sea malo, el problema es cómo direccionar ese mayor poder de compra en bienes externos que nos desarrollen y no que terminen esas divisas en viajes en el extranjero y una parva de bienes suntuosos, que en general es para una minoría.
Herramientas sobran, más allá que algunos tildan lo que digo como “expresiones de deseo” o solo “buenas intenciones”. Para mí están muy claras las políticas que intentaría implementar, pero primero debemos decidir que queremos hacer, en esencia es como en la familia solo que más complejo porque es toda la sociedad.
a) Conozco familias que toman todos los créditos que pueden y tienen las tarjetas al rojo vivo, tienen mucha ansiedad por consumir ya. Estos son los que empeñan el futuro por un mejor presente, es una filosofía de vida.
b) Luego están los que viven al día, ni piden ni ahorran/invierten.
c) Y están las familias que sacrifican un poco de bienestar presente por un mejor futuro, gastan menos de lo que ingresa e invierten lo que ahorran.
Las sociedades de los distintos países las podemos encasillar en alguna de estas tres categorías. ¿Dónde queremos estar nosotros? Es la función de las autoridades nacionales la de dar los incentivos adecuados (con el apoyo político y popular que haga falta) para tomar alguno de estos tres caminos. Para mí está muy claro cual elegiría y sobran herramientas para llevarlo a cabo (si existe un poco de poder político), por supuesto habrá que ver el apoyo político que tienen esas ideas.
A mí me da la sensación que los economistas piensan primero las medidas, regulaciones o desregulaciones, controles o carencia de controles según sus dogmas y nunca escucho decir primero que tipo de país queremos. ¿A dónde apuntamos?
Yo diría que los yanquis están en la clasificación A, nosotros en este preciso instante estaríamos en B y diría que por ejemplo los chinos pertenecen a la categoría C. En el 2005/2006 pertenecíamos a la categoría C, pero vamos mutando muy rápidamente. Probablemente no pertenecimos a esa categoría por elección o voluntad propia, fue porque veníamos del infierno y no quedaba otra ni confiaban en nosotros. Creo que el gobierno debe moderar su ansiedad de darnos todo ya y al costo que sea.
Resumiendo:
ResponderEliminarControl al ingreso de capitales es una forma de decirle no a los préstamos forzados que no siempre es fácil direccionar adecuadamente (una forma es con tipo de cambio competitivo, pero justamente tiende a lo contrario si lo permitimos, hay una solución pero es sacrificado MUCHO AHORRO INTERNO).
Que los gobernantes (o economistas) digan con palabras simples y claras, cual es el esquema de país que queremos. No uso la palabra modelo porque está muy bastardeada. Creo que Einstein decía que las ideas claras se expresan claramente, dejemos las herramientas y los tecnicismos para después, primero propongamos que queremos en castellano simple. Luego discutimos cuales pueden ser las herramientas más efectivas para lograr eso que nos propusimos. Yo todavía no sé qué es lo que proponen los distintos personajes de la BEA.
Disculpá y gracias ELY por el espacio.
Muy optimista lo tuyo, ELY.
ResponderEliminarLo del temor al influjo de capitales es una excusa barata de nuestras autoridades.
No les preocupa la emisión inflacionaria para evitar la apreciación nominal, sino bajar las tasas para que haya más crédito y consumo.
Querés evidencia? Esperemos a ver si suben los encajes en los próximos días...
Mas alla de lo que les realmente les preocupa a las autoridades politicas (adjetivo que, a estas alturas, se aplica a los espacios de gestion tecnica), en el pasado (Redrado & cia) han esgrimido el offset de capitales como argumento para mantener las tasas deprimidas (el otro argumento: que la escasa profundidad del credito argentino los inhibia de hacer politica monetaria, creo que no amerita un debate tecnico). Tambien se que en el pasado (Redrado), se ha analizado la posibilidad de subir encajes como expresion de la politica monetaria, aunque segun creo con el fin de ahorrarse el costo de esterilizacion. En fin, todo es posible (por lo pronto, hay otros paises euiropeos tentados de ensayar la variante turca).
ResponderEliminarPero no entiendo, amigo. Mi conjetura es sobre las autoridades actuales, no lo que pensaban MR y cía. La tasa de política es 15% negativa, la infla 25%, el TCRM se aprecia 15% al año, y el BCRA sale públicamente a decir que quiere bajar las tasas para impulsar el crédito.
ResponderEliminarNo los veo tentados con la variante turca, sino embarcados en la campaña política.
Por otra parte, vista la experiencia regional, no hay leaning against the wind que alcance.
Es cierto que no los veo haciendo nada con la inflacion en 2010. Lo del leaning against the wind es menos cierto: donde estarian el real o el peso chileno sin la intervencion? (cuanto avanzo el peso mexicano -el menos atractivo de la region- contra el resto de Latam por la no intervencion?)
ResponderEliminar