En un célebre discurso en honor a Alan Greenspan a raíz de su despedida como Presidente de la Reserva Federal de los EEUU, Mervyn King elaboró lo que denominó la teoría Maradona de las tasas de interés.
Mal traduciendo y resumiendo las palabras de King, en el clásico segundo gol a los ingleses en el 86, Maradona dejó atrás a cinco defensores corriendo en línea recta desde el mediocampo porque los defensores se iban corriendo esperando que Diego gambeteara. Según él (King, no Maradona), la política monetaria bajo Greenspan operó del mismo modo: los mercados reaccionaron anticipando la respuesta del banco central, eliminando la necesidad de una suba pronunciada en las tasas de interés. En palabras de King: “the market was doing the work for us”. (Ahora se sabe que Greenspan lejos estaba de ser Maradona, y que su actitud prescindente, en éste y otro ámbitos de su incumbencia, contribuyó a generara la mayor crisis financiera mundial en 50 años.)
Parafraseando al rey Mervyn, podríamos referirnos al dólar alto como la "teoría Basile de la política industrial". Si bien es inexacto asumir que el dólar alto fue una política desde el inicio (en rigor, fue la consecuencia de la corrida del 2002), a partir de 2003, al menos de palabra, el dólar alto fue bendecido como instrumento de desarrollo de sectores industriales menos competitivos, muchas veces haciendo referencia al modelo exportador asiático. Sin embargo, como señalaba en el post anterior, salvo contados casos, la industria no parece haber progresado en este frente, creciendo su deficit externo (y cayendo sus expopartaciones brutas) pari passu a la apreciación del peso como si diez años de tipo de cambio "competitivo" no hubieran tenido mayor efecto. (En el gráfico, "other goods" denota bienes manufacturados, incluyendo los de origen primario.)
Esta desazón por la creciente primarización de las exportaciones (que excede el debate barrial argentino) parecería deberse a una interpretación incompleta, un tanto macroeconomicista, de la política industrial en un modelo exportador. Apostarle todo al dólar alto es como pensar que con tener los mejores jugadores del mundo basta, que es suficiente sacarlos a la cancha y pedirles que pongan huevos. Así como el puro talento no es sustituto del plan de juego, el dólar alto no es sustituto de la política industrial.
Lo curioso es que, tras la crisis, el gobierno insinuó algunos de los elementos propios de una política industrial activa (reforzando la secretaría PyME, fondeando la investigación básica, explorando la formación de clusters productivos o el lanzanmiento de un banco de desarrollo) pero con el tiempo (difícil pensar en una fecha cierta) se fueron conformando con una suerte de piloto automático, como sedado por el éter de los dólares sojeros y la euforia del deme dos inflacionario. Tan es así que, en una radicalización de la teoría Basile, el actual Secretario de Politica Económica recientemmente tuiterizó que "Argentina es competitiva sin depender de una apreciación o una depreciación cambiaria".
¡Jueguen! ¡Corran! ¡Pongan huevos!
Totalmente de acuerdo con el post.
ResponderEliminarA propósito del "dólar alto" sería bueno repasar los primeros meses de 2002 para darse cuenta hasta qué punto el FMI presionaba por una violente devaluación:
http://edant.clarin.com/diario/2002/03/24/e-00601.htm
Reunión de Köhler y Duhalde: hubo pocas sonrisas y cinco exigencias
El titular del FMI pidió que el dólar flote libre, sin intervención del Banco Central. También exigió mayores ajustes en las provincias.
Más claro echarle agua: al día siguiente del planteo el dólar llegaba a los 4 pesos (en 2002...)
Argentina definitivamente carece de una política de desarrollo industrial, la situación energética no presenta un horizonte razonable, no existen recursos humanos con el perfil adecuado (y con salarios en línea con su productividad) y el stock de capital deja mucho que desear
Eduardo me interesa bastante el tema este del dolar alto y la no-industrialización en Argentina, sabés de algún paper para recomendar?
ResponderEliminarGracias.
Coincido con lo expresado. Aunque sin ser economista también me parece que no se ha creado un ambiente adecuado a la inversión. Algunos intervencionismos parecen absolutamente nefastos para el desarrollo. Por ejemplo, veo al proteccionismo como una herramienta contracultural al desarrollo industrial, al menos en los términos en que este proteccionismo se presente ahora. Y esto porque justamente protege al sector empresario de la competencia, un punto en el que aquél debe aprender a sobresalir. No ignoro (completamente) lo mucho que puede hacerse en cuanto a políticas activas para la industrialización. Pero no pueden iniciarse acciones que se contradigan, anulándose. Al menos en respecto de perspectivas temporales determinadas. A propósito, ¿el sitio tiene una forma de newsletter? Me acabo de suscribir a “Seguidores”, aunque no se si me avisan al correo. Gracias y saludos. alejandrocardoso@yahoo.com
ResponderEliminarCarlos: Viví algunos de esos encuentros personalmente en aquellos días (incluyendo la primera visita de Anoop Sinch al BCRA, donde nos sugirió hacer tratamiento de shock cambiario como en la crisis de Indonesia). Algo de eso relato en el libro sobre la post-crisis que escribí junto con Diego Valenzuela.
ResponderEliminarBest: No que yo sepa, específicamente de Argentina. Hay trabajos academicos sobre el tema, y seguramente alguno de los muchos estudios micro de economía industrial, que realizaran para la vieja CEPAL Bernando Kosakoff y equipo, mencionan el tema, y la importancia de no sentarse sobre el tipo de cambio con los brazos cruzados. Pero en relación al período de la última post-crisis recién ahora empezamos a contar con suficientes datos (y tiempo transcurrido) como para entrarle al tema. Si me entero de algo, lo posteo.
ResponderEliminarAlejandro: no voy a entrar aquí a discurrir sobre los principios de la política industrial, en los que creo pero que reconozco comoplicados por varias de las razones que mencionas. Simplemente te hago notar que la combinación de protección y políticas facilitadas de sectores específicos ha sido la regla y no la excepción en economías desarrolladas y emergentes, y que si bien muchas veces calentar el nido por años no resulta en una cría más fuerte, el contrafáctico de no dejar todo librado al mercado no suele ser mejor. Es cierto que la corrupción y la ineptitud pueden conspirar contra las eficacia de estos incentivos, pero concluir por esto que mejor no hacer nada es, mal traduciendo del inglés, como tirar al bebé con el agua de la bañera. Pero prefiero dejar las sutilezas de la discusión técnica para el espacio más generoso de un post.
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Hola Eduardo,
ResponderEliminarNo se si esto sirve de algo, pero lo que hay en el siguiente link es la cotización del dólar a futuro a 4 meses como % de la cotización actual
https://lh5.googleusercontent.com/_YZLJcvzZ9IE/TYcvn9fyT4I/AAAAAAAAABE/4Ha6-xTecHk/Devaluaci%C3%B3n%20esperada.png
Como se puede ver, pese a que la devaluación no ha sido fuerte en estos últimos meses, el mercado de futuros mantiene una devaluación esperada alta contagiándose de está política económica.
Saludos
Gabriel: Es siempre difícil calcular el futuro en Argentina, ya que hay varios: el barato del BCRA al que acceden las entidades con cupo, el ROFEX, el que le toca al inversor minorita (siempre más abierto). Tomando las cotizaciones del ROFEX del cierre del miercoles me da que la pendiente de la curva es consistente con una tasa de depreciación nominal pareja de 10%/11% en los próximos 12 meses, lo que indicaría que el mercado asume una depreciación mayor que la que yo esperaría para antes de las elecciones pero no ve correcciones discretas. Dicho esto, la curva de futuros o forwards nunca es un buen indicador de expectativas de devaluación ya que simplemente arbitra (paridad cubierta nmediante) con el diferencial peso-dólar de la tasa pasiva, en este caso la diferencia entre BADLAR y tasa del Tesoro americano. Lo que no aparece aquí y debería es el aumento de BADLAR que, según dicen, anticipa el mercado para fin de año. Supongo que la falta de un mercado de swaps de tasas tampoco ayuda al arbitraje.
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