domingo, 8 de mayo de 2011

¿Qué nos pasa a los argentinos? El debate imposible del modelo económico.

Por un lado, está el debate estrictamente económico asociado al enigma resultadista que surge de comparar la Argentina de la post crisis con Brasil (o con la región): ¿cómo se explica que hayamos hecho todo distinto y nos haya ido relativamente bien (o al menos igual que al resto)? ¿Lo hecho no estuvo tan errado? ¿Lo hecho no fue tan distinto? ¿Perdimos una oportunidad que nos costará caro en el futuro (pero, entonces, cuándo llega el futuro)? ¿Estamos más expuestos a un período de mala suerte (como, algunos sostienen, nos avisó la crisis de 2009)?


Las respuestas a éstas preguntas (en rigor, a la modesta columna que escribimos con un distinguido colega en El País y que elaboré, apenas, aquí) pendulan entre la aprobación (por fin alguien que…) y el descreimiento (no te olvides de…). O sea, se concentran en evaluar si existe o no un dilema, más que en sus posibles explicaciones y derivaciones.

Ayer, en una interesante (por mis distinguido copanelistas) presentación del más que interesante libro de Martín Kanenguiser “El fin de la ilusión” (título que no elude la pregunta, y que ubica al autor en el segundo grupo de respuestas), Marco Novaro mencionaba que tal vez la respuesta a la pregunta del “modelo” (palabra excesiva para denominar a los jirones de una serie de medidas diseñadas por el Grupo Productivo en 2001 e implementadas con modificaciones en la urgencia de los primeros meses de 2002) eluda la ciclicalidad crónica que un observador ha aprendido a esperar de la Argentina.

Su concepto de la “república posible” (que seguramente cuenta con referencias escritas que desconozco) como solución a la dicotomía entre republicanismo y populismo plebiscitario tiene su correlato en la solución intermedia que un comentarista sugería con buen tino como respuesta a la dicotomía entre modernización y chavización de la política económica (entre liberalismo de mercado e intervencionismo de estado) con el que resumía mi percepción de las expectativas de mis colegas. La república posible (elaboro, con perdón de Marcos) no implica ni estatización masiva ni revisión selectiva de la política económica, sino (para usar un término preciso del libro de Kanenguiser) intensificación de las “antirreglas” (definidas como lo opuesto de lo que hacen, para bien o para mal, en otros países) económicas y políticas a las que el gobierno posiblemente atribuya sus buenos resultados, sostenidas mediante la ocupación y asedio sistemático de los espacios de poder. El concepto presume que el “modelo” es política y económicamente sostenible. Es lo que hay.

En este punto, resuena una expresión del libro de Kanenguiser que resume estas ideas (más que las de Kanenguiser): la incapacidad de sintetizar el pasado. Como señala en el epílogo, “de los gritos desaforados [de los legisladores peronistas] ante el intento de asociación ente empresas privadas y el Estado impulsado por Alfonsín, pasaron a defender sin solución de continuidad a las desequilibradas privatizaciones encaradas por Menem un par de años más tarde…Poco más de una década después, casi los mismos funcionarios y legisladores defendían la marcha atrás de la mayoría de estas medidas…” Más allá de lo que esto dice de nuestra clase política, el párrafo remite a la dificultad de generar un corpus político que sobreviva más allá del ciclo económico.

Y así volvemos al punto de partida: al atribuir los resultados argentinos a la buena (y efímera) suerte o a la visión económica de Néstor Kirchner y sus ocasionales exégetas nos extraviamos en una discusión retórica que abusa de categorías imprecisas (campo popular, republicanismo, mercado) o referencias temporales (los noventa, los ochenta, los setenta) que nunca se tocan, como dos boxeadores que se agotan en amagues. De este modo, nos perdemos la oportunidad de sintetizar el pasado. Tal vez sea por esto que hoy los candidatos valen más por lo que niegan que por lo que representan.

13 comentarios:

  1. Ely, la "república posible" es una expresión del compañero(?) Alberdi, resultante de una relectura de su propia práctica política durante el rosismo, un análisis de los pasos a seguir con respecto al al federal Urquiza y una crítica feroz al partido liberal de Mitre and Co.

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  2. Don Eduardo, muy buen análisis, pero creo que está faltando un actor ausente en su escrito, pero "sugerido" en el fondo.

    Me refiero a la organización política, al particular sistema político y especialmente al factor "conflicto social", es decir la mayor o menor resistencia que ofrecen los actores sociales a la política económica oficial y a las fuerzas del mercado.

    Esta "imposibilidad de una sintesis del pasado", puede referirse más a lo que ha tenido de "indigerible" los distintos intentos de política de gobierno y de accionar del mercado para la población (mas o menos) organizada.

    Estimo que no ha existido la generación de un "corpus político más allá del ciclo económico", precisamente porque quienes generan este corpus han ido a la zaga y adaptándose con mas o menos desagrado a cada tipo de "modelo" implementado.

    Si ayer los intelectuales en general renegaban por un lado de la "corrupción menemista" o "aplaudían la inserción en el mundo", u hoy aprueban complacientes todos y cada uno de los gestos que el gobierno hace (incluso si son equivocaciones o pifies oficiales) o condenan de forma cerrada y moralista -con un dejo incluso de resignación "estoica"- el avance del "Monstruo", es porque aquella adaptación al "es lo que hay" sigue estando.

    En mayor o menos medida, quienes piensan lo público en la argentina están adaptados, y son parte de esa perpetua circulación de una élite que no consigue imponerle un rumbo al timón del barco nacional.

    Quizas esta imposibilidad pueda ser "superada" si se intenta hacer protagonista al pueblo en general y a sus fracciones organizadas.

    Pero desde ya, abrir los espacios cerradisimos donde el "pensamiento" se produce en nuestro pais, implicará perder muchos privilegios como "voces informadas".

    En efecto, considero como usted que el proceso histórico nacioanl ha sido un devenir contradictorio e incluso imposible de categorizar fácilmente en cortes temporales absolutos, mucho más en relación con lo que sucede a nivel político-económico en el plano internacional que con la "imagen" que externamente tienen de nosotros.

    Me fui de tema, pero gracias por el espacio, saludos.

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  3. Guido: Me sonaba de algun lado (al menos no podes decir que me disculpe anticipadamete).

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  4. Gonzalo: Hablas (correctamente) de la politica pero terminas apuntando a los intelectuales. Personalmente, creo que su influencia (en las decisiones, no en los medios) suele ser enormemente sobreestetimada (al igual que la de los economistas de gobierno!). Los intelectuales (sobre todos los que contribuyen "desde afuera" para no mancharse las manos con la politica) suelen ser comentaristas o, en el peor de los casos, comparsa mas que protagonistas (esto no es un juicio de valor de los intelectuales: "preservarse" es su prerrogativa). Por el contrario, creo que el nivel de [desorientacion/ineptitud/desidia/oportunismo] de la clase politica tiene mucho que ver con el supuesto fin de los partidos y las ideologias representado en el rupturismo veleta que menciona Kanenguiser en su epilogo, o con la ideologizacion berreta que caracteriza algunos tramos del debate mas proselitista que ideologico de la campaña.

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  5. Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen... de cualquier forma hay que tener muy claro lo siguiente: el actual gobierno está creando las condiciones objetivas para el proximo y terrible ajuste.

    Un ejemplo: la última semana salió la noticia de que Argentina estaba negociando con Qatar un contrato por 20 años para comprar gas natural licuado por un valor de 4 mil millones de dólares anuales.

    Las distorsiones y desequilibrios que se crearon estos últimos años (con toda intención) harán inviable cualquier ensayo "republicano".

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  6. Algo más democrático y directo que el mecanismo plebiscitario. Y a eso se lo llama "populismo".
    Cuando es mucho más puro que las transas que suelen hacer los "repúblicos" para llegar a un fin.

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  7. Unfor: Con esa actitud seguimos sin sintetizar nada. Para colmo leyendo demasiado rapido, ya que por populismo plebiscitario me referia al estereotipo de democracias meno maduras como Venezuela o Ecuador. Por otro lado, si por lo de "directo" te referis a una democracia directa, implicaria un cambio de regimen que no creo que hayamos votado.

    En todo caso, disiento con la asimilacion maniquea del republicanismo con la transa, entre otras cosas porque la corrupcion (ideologica y economica) es lamentablemente una dimension que atraviesa selectivamente a todo el espectro politico.

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  8. Para el caso de la Argentina del 2003 en adelante, creo que hay que revisar un poco un viejo concepto weberiano: el patrimonialismo.
    La Argentina kirchnerista está dandole forma a un neo-patrimonialismo. No es del mismo signo que el de San Luis, donde una familia posee casi todo y confunde su patrimonio con el del Estado, y a la inversa.
    En la Nación, el neo-patrimonialismo apela a una oligopolización del patrimonio, pero con caminos que se entrecruzan y tienden a confluir en la familia Kirchner. Patrimonio privado y patrimonio público en tiempos kirchneristas, desde los fondos de Santa Cruz, hasta la compra de parte de YPF, pasando por las concesiones del juego y la obra pública, se entrecruzan estando el segundo siempre al servicio del primero.
    Y esto sucede, esta reconfiguración política hacia el neo-patrimonialismo, es factible solo, exclusiva, únicamente porque el patrimonio insignia de todo el esquema (el de los Kirchner) se ha ubicado bajo la protección de la simbología peronista.
    Sin peronismo apoyando esto, hubiera sido imposible avanzar en esta dirección.
    Como sin peronismo hubiera sido imposible avanzar en la dirección que imposu la vigencia del Plan de Convertibilidad y la política privatizadora.
    Como sin peronismo -y disculpa la ucronía- otra hubiera sido la evolución del gobierno radical del '83-89, y otra hubiera sido la salida de la Convertibilidad en tiempos de la Alianza.
    El peronismo marca a fuego a la institucionalidad y a la economía del país.
    La "república posible" es, sin más, la república que el peronismo modela, según las circunstancias.
    Entender y explicar el peronismo es entender y explicar la trayectoria argentina desde 1930 en adelante.
    Buenos días.

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  9. Marcelo, para verificar esa hipótesis deberías mostrar que, efectivamente, ese entramado tiene una relevancia tal que justifique la invención de esa nueva categoría. No la veo, la verdad, pero los datos son fáciles de conseguir, te fijás que empresas explican una porción relevante del PBI, y que proporción de ellas pertenecen a Cristina, sus hijos o a presuntos testaferros.

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  10. Marcelo

    Creo que considerar que la familia Kirchner define la oligopolización del patrimonio nacional es algo un poco exagerado, aún para los estándares generosos a los que estamos habituados. No veo ningún argumento que apoye esa hipótesis más allá de las menciones vaporosas a YPF, el juego o la obra pública.

    El ¨enorme poder¨ de los Kirchner, que no consigue amedrentar a la mayoría de los medios, ni seducir a los empresarios, ni siquiera disciplinar a su vice, un chiste mendocino, desaparecerá el día que su candidato pierda una elección presidencial.

    Los Kirchner pasarán, como pasó Alfonsín o incluso Menem, ese ¨político de raza¨. Lo relevante, creo, son las iniciativas políticas, las leyes que dejarán detrás.

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  11. Argentina nunca llego a culminar su ciclo populista, al quedar incompleto primero por el golpe del '55 y luego por su muerte, hizo necesario que el pais tuviera que vivir otra vez ese ciclo. Por ello hay que dejar que culmine, que se agote y recien ahi van a remontar las instituciones

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  12. "que se agote..." pero cómo, acaso ¿no está agotado? ¿qué puede dar de bueno que ya no haya dado?

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  13. Marcelo, que se agote significa que pierda el halo de reverencia q' tiene y que por una buena vez por todas milones de argentinos se den cuenta que no es sustentable ni realista el modelo proteccionista y mercadointernista

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