domingo, 9 de octubre de 2011

Valor de uso y valor de cambio en la era de la reproduccion mecanica

Mi dialogo epistolar con una amiga sobre literatura y dinero derive en el siguiente intercambio:

"Hace un tiempo me fascinó un artista muy joven, del que encontré una vez una obra en una galería de Palermo, googleé y fui a ver a la casa. Es como un artista del futuro, porque hace de todo: pinta, hace fotografía digital intervenida, música. Pero me fascinó porque hace unos cuadros/instalaciones/fotografías. Tienen formato de cuadro, pero son fotografías de maquinarias industriales, que tienen enchufes, luces. Y además te las ofrece a dos precios diferentes: si se compromete a no reproducirlos más, cuesta un precio, y si le decís que puede volver a hacerlos, te cobra la mitad. Me pareció alucinante porque el flaco entendió que el acto creativo era independiente de la comercialización. Vendértelo como original o como copia era algo que no comprometía su integridad, sino que tenía que ver con las expectativas del consumidor."

"Te da un papel tal que lo puedas demandar si despues hace copia?"

"No le pregunté. De hecho yo pienso comprarle por la mitad de precio y que lo reproduzca cuantas veces quiera. ¿Qué carajo me importa? Se acabó el original. Se acabó. Y que bufen los eunucos. (De hecho, de una galería me persiguen hace dos años con el certificado de autenticidad que nunca retiré). Ojalá fuera como en literatura, que todo vale más o menos lo mismo y vos leés lo que querés, con acceso a todo. Así se terminan los boludos que compran en subastas por el nombre del pintor y les gusta lo que les dicen que les tiene que gustar. No? Yo conozco gente con guita que te dice que tiene en su casa un………., como si eso fuera un mérito. A mí lo único que me dice es que tiene guita como para comprarse un…… Que no me parece un gran mérito per se."

2 comentarios:

  1. Muy interesante el post.

    De todas formas, yo no creo como tu amiga que el artista entendió que "el acto creativo era independiente de la comercialización"
    En todo caso, lo que entendió es que su acto creativo depende tanto de los que quieren un objeto único e irrepetible, como de los que valoran al arte per se, sin interés en la exclusividad en la pertenencia de la obra.

    Si fuera independiente de lo comercial, no tendría problemas en la reproducción de su obra, ni haría esa distinción.
    El hecho de que tenga precios diferenciados habla de su interés comercial. No critico al mismo, mientras que éste no se vuelva el motor de su obra, sino un medio para que pueda seguir dedicando su tiempo a la creatividad.

    Aplaudo al artista por poder distinguir y diferenciar estos dos mercados: el esnobista, donde el objeto de deseo artístico pasa por la pertenencia en exclusiva del objeto y el más liberal (¿y popular?), donde el arte es intrínseco al objeto, sin importar quien lo posee.

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