Decir que la tasa en Argentina es baja porque existen expectativas de apreciación real y porque la política monetaria es expansiva es casi la misma cosa.
En números redondos, una tasa del 10% con expectativas de depreciación del 10% (más o menos lo que anticipan hoy los forwards) es una tasa de 0% en dólares (no muy lejos de los que paga un banco americano para guardar el dinero en efectivo). En otras palabras, las tasas arbitran mal (ver post anterior), pero arbitran.
En pesos reales, la tasa es de -10% si la expectativa de inflación es del 20%, y de -15% si ésta es del 25%. Así, las expectativas de apreciación real pueden verse como el fruto de un régimen cambiario que apunta a una meta de tipo de cambio real, calculado éste en base a una inflación ligeramente por encima de la oficial: digamos INDEC + 1%.
Una política expansiva que lleva la inflación del 20% and 25% bajo un régimen de este tipo, le quita 5% más al ahorrista bancario, pero no le genera una alternativa financiera mejor que las que ya tiene –a menos, claro, que la inflación lo lleve a revisar sus expectativas de depreciación al alza (tema que volveré más adelante, cuando la cosecha record deje de ponerle un piso transitorio a la moneda). De nuevo, la alternativa a desahorrar en el banco será consumirse los ahorros.
El secreto pasa por como medis tu riqueza. Minetras sigamos siendo ilusos monetarios en dolares, esto tiene sentido.
ResponderEliminarAhora, la alternativa al consumo, es la inversion (no solo de las empresas sino que tambien de las unidades familiares)
Por eso, las propiedades valen lo que valen.
Centro-izquierda.
ResponderEliminarNo se puede vivir en un país que solo debe hacer “marketing” como buen pagador y mantener un alto superávit fiscal para garantizar pagos futuros. 40 por ciento de pobreza y el 20 por ciento de indigencia, tras lo cual no puede plantearse un programa de desarrollo, el cual nos lo merecemos. Ahí estamos sentados.
Una predisposición cómoda de los bancos de no darle liquidez a empresas medianas, pequeñas e individuos. Ademas de que la gente tiene expectativas de inflación del 25% ó 30%, y hoy se tiene que conformar con que le paguen una tasa del 9% anual por un plazo fijo. Ahí están durmiendo nuestros sueños futuros.
Es muy difícil tener expectativas de desarrollo personal en este país. Es muy difícil retener depósitos con estas tasas. Para mí la mejor inversión sigue siendo el mundo de los bienes raíces, y en ese mundo los ladrillos; por sobre invertir afuera o como a buen titulo del post, seguir desahorrando en el banco.
En realidad hay dos alternativas básicas para preservar ahorros: ladrillos y dólares. Esa es la causa fundamental por la cual las viviendas en que los ahorristas invierten (típicamente casas, deptos y oficinas de nivel alto y medio-alto) están más caras ahora que en los 90, y al mismo tiempo hay una continua hemorragia de dinero hacia la "formación de activos externos" (eufemismo por fuga de capitales), ya sea que se vayan nomás a otros países o se refugien en cajas de seguridad (expuestas a boqueteros y otros riesgos). Eso además determina una baja calidad de la inversión (demasiada inversión en viviendas).
ResponderEliminarDado que la exportación es mayormente en blanco, sobre todo la agropecuaria y agroindustrial, y sin descuidar la posibilidad de subfacturación, es obvio que la buena cosecha continuará volcándose (en buena parte) a la compra de inmuebles no agropecuarios. La inversión en maquinaria y equipo seguirá floja (excepto para el agro y sectores conexos, y para reposición), y las de infraestructura siguen aumentando nominalmente vía ajustes de costos en los fideicomisos de De Vido, pero sin mayores resultados concretos.
Una parte (minoritaria) de los ahorros se invierten en activos financieros en pesos o en bonos argentinos, cuando algunos audaces se timbean una parte minoritaria de su patrimonio a ver si cazan una ganancia de corto plazo.
De donde se desprende que la falta de confianza para inversiones productivas privadas de largo plazo es el problema central, y la inflación es obviamente uno de los factores de esa desconfianza (junto a muchos otros).