martes, 6 de abril de 2010

El juego de las diferencias

(Una pausa en la árida rutina económica)

La imagen icónica del mingitorio que (reorientado 90 grados, titulado "Fuente" y firmado como R. Mutt, quizás refiriéndose a su marca: J. L. Mott Iron Works) Duchamp presentó en la Exhibición de los Independientes en Nueva York de 1917. La misma exposición que prometía aceptar todos los envíos -pero que, tras mucho debate, decidió no exponer éste. Una nota de Beatrice Wood en la revista dadaísta de NY, a modo de queja-decargo por el ocultamiento de la pieza, aún sin revelar su autor, adelantaba cuarenta años: "Whether Mr Mutt made the fountain with his own hands or not has no importance. He CHOSE it. He took an article of life, placed it so that its useful significance disappeared under the new title and point of view – created a new thought for that object."

Thierry de Duve, experto duchampista, predica, no sin cierto reduccionismo, que la Fuente "instaló un mensaje que decía: ahora se puede hacer arte a partir de cualquier cosa. Pero ese mensaje fue recibido recién en los '60 porque recién para entonces el mundo del arte estuvo listo para asimilarlo." En efecto, cuarenta años más tarde, el conceptualismo juega con el significado de los objetos emulando (a veces sin mucha elaboración) los ready made de Duchamp -sembrando la duda sobre si aquéllos fueron un comienzo, como sostiene de Duve, o un final para el arte moderno.














Hay excepciones: el primer conceptualista argentino, Alberto Greco, describía en su Manifesto Dito dell' Arte Vivo de 1962: "El artista enseñará a ver no con el cuadro sino con el dedo. Enseñará a ver nuevamente aquello que sucede en la calle. El arte vivo busca el objeto pero al objeto encontrado lo deja en su lugar, no lo transforma, no lo mejora, no lo lleva a la galería de arte. El arte vivo es contemplación y comunicación directa." El arte vivo (el vivo dito) consiste en el señalamiento de una persona u objeto por el artista (o por su firma: Greco hace sostener a la gente carteles con leyendas como "Esto es un Alberto Greco"), convirtiéndolo con ese gesto en obra de arte.

Greco lleva al happening conceptual al extremo. (Warhol es su versión dietética: demagógico, icónico, consumista, coleccionable.) En 1965 se suicida con una sobredosis de barbitúricos, no sin antes escribir "Esta es mi mejor obra" sobre la pared, y "Fin" sobre la palma de su mano izquierda. La versión Greco del conceptualismo es, en esencia, el antídoto contra el aburguesamiento del óleo: efímero, inapropiable y amoral.

1 comentario:

  1. El dadaísmo siempre me hizo pensar si lo que verdaderamente significa es el objeto que observamos, o el mensaje que péndula entre el observador y el observado. Un pre-estructuralismo creado en algún intersticio del pensamiento ontológico, donde somos nosotros los que significamos los hechos y objetos. Saludos

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