Otra vez Grecia. Como comentara acá, la solución política (un préstamo puente que gane tiempo para un ajuste fiscal improbable -y para un desapalancamiento de los bancos europeos expuestos a Grecia) parece estar primando por sobre la económica, que a éstas alturas se reduce a diversas variantes de un default.
En el marco de esta elongada espera, vuelven una y otra vez las previsibles comparaciones con los últimos defaults emergentes, Argentina y Uruguay, incluyendo sugerencias pataconizadoras (a las que ya me referí aquí) que le atribuyen el problema al euro, y a sus efectos sobre la competitividad griega (y portuguesa y española...), así como propuestas de reestructuración voluntaria a la uruguaya o ucraniana (como si tal cosa existiera, o como si a los uruguayos o a los ucranianos les hubiera ahorrado algo o resuelto algún problema).
Si el euro ha tenido un rol en esta historia ha sido como gestor del sobreendeudamiento en moneda extranjera, permitiéndole al club Med tomar prestado a tasas alemanas con una productividad bastante inferior (como explica este didáctico post de Gilles Saint-Paul). Una devaluación (o pataconización, o euro griego versus euro alemán -las propuestas vienen en una variada gama de colores) no resuelve el problema de solvencia sino que lo agrava, como quedó en evidencia en Argentina 2001, donde la pataconización no fue nunca devaluación sino nueva deuda convertible de un gobierno que vivía de fiado (como intentamos explicar en este menos didáctico post).
Otro post de VoxEU refleja con más claridad lo que, a mi juicio, es la verdadera analogía griego-argentina: así como en 2001 no era posible una devaluación sin restructuración (y mantener el uno a uno se hacía muy costoso si no inviable), en Grecia una salida del euro no es concebible sin una restructuración, por la simple razón de que (como entonces en Argentina) las deudas están denominadas en moneda extranjera. Cabe preguntarse si la restructuración es concebible (y suficiente) sin salir del euro. Pero, en todo caso, todos las salidas presumen una quita en los papeles de deuda que, una vez producida, señalaría el camino, llegado el caso, para el resto de los P.I.G.S. Por eso, los mercados ya no colapsan por Grecia sino por España (que curiosamente, estaría aportando cerca de 10MM al rescate griego; hoy por ti...).
(No es ésta la única analogía con Argentina. Leer las palabras del presidente griego, Karolos Papoulias: "Nuestro país está al borde del abismo (...) Todos somos responsables de que no dé el paso hacia el abismo", me recuerda el penúltimo discurso de De la Rúa -al menos Karolos usó el email, ahorrándonos la traumática memoria visual).
Lamentablemente, como decía acá, cuando prima la política, el default suele llegar demasiado tarde, lo que nos dará tiempo de profundizar conceptos, extraer lecciones y explicar el pasado.
A Alemania no quiere su propio lehman brother. Dejar caer a Grecia no es el problema, el problema es si atrás de Grecia viene el resto. Que como marcas, es lo que hoy descuenta el mercado. Donde termina Grecia y donde arranca España (por cierto, excelente título).
ResponderEliminarPero Alemania jugó en forma muy inocente.
Plantearle a Grecia 4 años de recesión es obvio que no lo iban a cumplir, pero le da el tiempo necesario para limpiar lo mas posible el sistema financiero de la Deuda de los Pigs.
El mercado descuenta el futuro. y Si la propia Alemania adelante su jugada en forma tan burda que no se queje....
El euro tal como lo conocemos ya es pasado.
ResponderEliminarUna alternativa es romper los patrones fijos de los tipos de cambio, permitiendo a los paises mantener su moneda propia y el euro en paralelo. Esto le daria flexibilidad al sector externo individual y podria seguir usandose el euro como moneda de cambio comercial entre paises, turismo, etc. Un pasito para atras para recrear un sistema potable y sobre todo sostenible.
Claro esta q esto implica default, voluntario o no da igual, habra q patinar e incluir a los acreedores privados en la fiesta.
El punto es la precaria capacidad alemana para decidir, no quieren la foto de la caida, pero tampoco queman sus carreras politicas en nombre del salvataje europeo.
Si no lo hacen ellos, el mercado se encargara, y la dinamica q se juega es exponencial, cada dia el problema se duplica.
Tal vez estuve demasiado optimista en tu anterior post, ya no tengo tan claro q puedan pasar x este bolonqui.
Sdos
Ely, sigo preguntandome porque las autoridades Europeas tardaron tanto en reaccionar a esta crisis y porque intentaron abordarla de forma parcial. Aleminia se va a ver fortalecida porque está desesperada por expandir su comercio fuera del EMU. Al mismo tiempo, los inversores siguen corriendo detras de los bunds......mmmm no se!
ResponderEliminarMe estan haciendo ensuciar los calzones. Cual es el pronòstico, teniendo en cuenta tambien el aspecto polìtico? Caos mundial?
ResponderEliminarIo propongo perdón de intereses a Grecia por mucho tiempo (5 años). Antes no había entendido que el problema es que esto puede generar que se fundan algunos bancos. Bueno, q no se fundan, saquen guita de otra parte y ayuden un poco a esos bancos. Bancos q en parte deben jorobarse por haber prestado a alguien que no era rentable, algún costito (lo más disimulado posible para que la gente no entre en pácino) deben tener.
ResponderEliminarAdicionalmente pueden probar alguna devalución sucia y lenta del euro, todos los países, para no incentivar a que algunos se separen.
Luego, me parece que muchos países europeos deben subsidiar a Grecia, ya lo dije, si quieren mantener la UE es como que una provincia acá esté con deficit fiscal y sobreendeudada, no se le puede pedir que se vaya, hay que ayudarla.
Otra, hay que hacer un plan de desarrollo para grecia,eso es lo que me parece más importante. Con aletargar el sufrimiento (ayuda fiscal) y no gana nada, hay que buscar la forma de incentivar crecimiento en Grecia. Acuerdos entre países, beneficios fiscales para los que compren ahí. Que toda europa vacacione en grecia, q se yo.
Y todo eso en el siguiente marco: si el mundo quiere mejorar, debe acostumbrarse a pedir menos deuda, vivir de sus propios ingresos, aunque esto implique disminuir las pretensiones de crecimiento.