
(blog del autor: http://www.marcoslopez.com/)
Alguna vez desde este sitio argumenté que la inflación argentina obedece hoy tanto a factores de demanda (políticas expansivas) y de oferta (precio de la carne o boom de commodities), como a una práctica adaptativa de fijación de precios y salarios (apuntando, por ejemplo, a la inflación pasada más una prima preventiva), natural en regímenes de inflación crónica.
Primero, un interesante post de la Voz Española (que ya levantara laudatoriamente el amigo Olivera) sobre el lamentable desempeño en el examen PISA (el de ellos, aclaro) y una tesis sobre el virtuoso desempeño chino que se resume en dos palabras: estudian más.
El fugaz presupuesto 2011 contemplaba la creación de un nuevo Fondo del Desendeudamiento (FD) por USD 7500 millones. El presupuesto terminó siendo un bluff, pero el mal llamado Fondo del Desendeudamiento no: de facto, el gobierno financiará el déficit con reservas, reabriendo la discusión sobre su uso.
Editorial política de Joao Bosco (sobre la muerte de Charles Chaplin) y Aldir Blanc (sobre la muerte de Betinho, entonces exiliado en México, el hermano del Henfil de la canción -el dibujante de la ilustración). Con él cerró Joao el recital, sólo con su guitarra, de ayer a la noche en el Ateneo.
Interesante discusión a raíz de la combinación del cambio de gobierno en Brasil (el país modélico de la emergencia latina) y la expansión monetaria gringa estilo Bretton Woods tardío.
Acuerdo tripartito: tal parece ser el nuevo slogan oficial de campaña -aunque, vale aclarar, no es la primera vez que el gobierno juguetea con la idea de un gran pacto social como trasfondo de una concertación de precios y salarios que contenga la inflación creciente. La estrategia es adecuada: hoy ya estamos lejos de poder bajar la inflación sólo con política monetaria. Pero, al igual que en lo 80s, la iniciativa adolece de un obstáculo que el gobierno no parece dispuesto a salvar.
Más de una vez, al discutir con institucionalistas (pensadores que creen que las instituciones preceden al desarrollo, y que señalan la volubilidad vernácula de contratos y reglas como una razón fundamental de -parafraseando un clásico de la historia económica argenta- nuestros ciclos de ilusiones y desencantos), insisto en la endogeneidad de las instituciones, recordando hitos tales como la pesificación (en rigor, la dolarización) del los contratos gringos tras la salida del patrón oro, y su inmediate convalidación por la Corte Suprema (uno de mis ejemplos favoritos en el histérico 2002), o, más en general, la causalidad inversa entre crisis y desarrollo institucional (tal como lo miden los institucionalistas del Banco Mundial) fácilmente verificable con un par de regresiones.
Van una columna que refrita ideas propias y ajenas sobre la guerra cambiaria (el titulo y las traducciones, aclaro, no son de factura propia), que retomo en la pieza Latinoamericana del "paquete" de Brookings con vistas a la proxima reunion del G20 en Seul.
Antes que nada, llama la atencion que el generoso tema de la reforma previsional se reduzca en el debate popular a un porcentaje del que pocos conocen el origen (tampoco lo conozco: sera algun porcentaje de la canasta de la tercera edad en relacion a la del adulto equivalente? Las mediciones que he visto posdatan la instauracion del 82%...).
Siguiendo con las lucubraciones de este post (que alquien me comentó estaban mejor explicadas aquí), paso el aviso de este documento donde se presentan y discuten tres pilares sobre los que, a mi juicio, debería descansar una reforma previsional: (i) universalización de las prestaciones, a través de una Asignación Universal para la Tercera Edad (AUTE) para quienes no cumplan con los requisitos de aportes al sistema; (ii) preservación del poder adquisitivo de las jubilaciones dentro de parametros realistas, mediante una actualización que pondere la evolución de una Canasta Básica de la Tercera Edad (CBT3E) y la de los recursos del sistema; y (iii) creación de un Fondo Anticíclico Previsional con los recursos netos del FGS (eliminando la doble contabilidad de la deuda pública), que contribuya al financiamiento de haberes en años de estrechez fiscal, con reglas de administración claras y vinculadas con las necesidades del sistema.
No es ninguna novedad que el FMI (en respuesta, imagino, a sugerencias de sus accionistas del Norte) ha iniciado hace un tiempo una cruzada contra la acumulación de reservas. Para hacer la historia corta, si bien el detonante son las reservas chinas (la hipóetesis de que las compras chinas de bonos del Tesoro reducen artificalmente las tasas largas de EEUU provocando burbujas inmobiliarias a las que el regulador americano responde con su característica perplejidad retórica), si bien en principio serían sólo las reservas chinas las que atentan contra la seguridad mundial, lo cierto es que en la volteada caen también las reservas del resto de los emergentes.
Aún para un optimista crónico (bull, en jerga financiera) con predilección declarada por los países emergentes como este escriba, resulta inquietante ver el boom de los bonos sudacas, en gran medida impulsado por la busqueda de rendimientos en un mundo de tasas deprimidas y activos de riesgo jaqueados por el bajo crecimiento y...la pesada deuda publica. Como el apropiadamente apellidado economista Phil Suttle escribe en un informe reciente, refiriendose a los Treasuries yanquis:
Mucho se habla de las bondades distributivas de la Asignación Universal por Hijo (la AUH, promovida por la oposición y felizmente suscripta por el gobierno) y de las maldades distributivas de la inflación (en particular, de la “inflación de la canasta básica”, o ICB, que incide directamente en hogares de bajos ingresos, y en el cálculo de la pobreza y la indigencia). Poco, sin embargo, se dice de la relación entre estas dos –y de su similitud con la carrera de precios y salarios, un clásico argentino.
Viejas ideas en nuevo formato. Y una interesante editorial en el Irish Times (que aporta su interpretacion a un reciente post sobre el tema en Vox)
A raíz de esta columna, escrita con una distinguida colega, sobre el complejo tema de la ingeniería previsional y las transferencias intergeneracionales involucradas, me surgen estos trasnochados pensamientos desordenados.
Introducir una moneda con la intención deliberada de depreciarla en relación a la existente: ¿Suena familiar?
Ayer en la charla de cierre de un ciclo de seminarios organizado por la UBA escuche a un distinguido colega explicar la ofensiva opositora por el 82% móvil en términos de un juego de Stackelbeg. En palabras más imprecisas que las de mi colega, el asunto es que el gobierno mueve primero (gasta discrecionalmente) agotando así la posibilidad de la oposición de decidir sobre el gasto (porque después de que gasta el gobierno, gastos adicionales serían fiscalmente insostenibles). En este contexto, la propuesta del 82% se anticipa al previsible incremento electoral de jubilaciones subiendo la apuesta, de modo de: a) primerear una decisión de gasto del gobierno (el previsible incremento electoral...), y b) obligarlo a vetar la propuesta para correrlo "a la derecha" (cuánto ha cambiado la abusada topología política heredada de la revolución francesa).
Artículo escrito junto a un distinguido colega y amigo, con una nueva elaboración de ideas ya repasadas en este blog. Traducido a seis idiomas (aclaro que no me hago cargo de las traducciones).
OK, acepto que mi capacidad de concentración está en declive, y que llevamos décadas de frustraciones con la política tradicional, y que el 2002 parecía pedir a gritos una renovación (evacuación sería más afín al "que se vayan todos") o al menos una reecritura de los libretos de representación. Pero confieso que la nueva (o, mejor dicho, renovada) influencia de la midología política me descorazona.
Leer las cosas que los jugadores, tecnicos y funcionarios europeos dicen a veces del futbol sudaca puede ser un interesante ejercicio de autoflagelacion y fortalecimiento sicologico (un buen entrenamiento, digamos, para el momento en que nos envian de vuelta a casa en Barajas). Leer este articulo del Guardian sobre la histeria inglesa y europea (la africana la podemos entender) en relacion a la mano de Suarez (hereo nacional charrua) en el partido contra Ghana, es verdaderamente catartico.
¿Por qué se ha vuelto tan aburrido hablar de la economía argentina? Puede que sea una percepción personal (¿cuál no lo es?), en estos días mundialistas que me encuentran en Madrid soportando la catártica exaltación del hincha español, y discurriendo sobre la crisis mundial y la globalización financiera –la misma que afecta a todos nuestros vecinos, pero parecería no hacer mella en la estrategia política argentina (la oficial y la de la oposición). Puede que, tras las olas que hace la cada vez más sesgada prensa local (y no sólo los “monopolios”: vale la pena comparar el tratamiento de los mismos temas por parte del Ámbito y el Cronista), la situación sea más sostenible (y, en el buen sentido, aburrida) de lo que parece. Puede que sea la crisis mundial y la bienvenida revaloración de la heterodoxia, que en nuestro pagos a veces muta en un interesado revisionismo terminal cercano al vale todo.
Es difícil y hasta anticlimático explayarse en temas económicos un fin de semana mundialista con jet lag del vuelo de la mañana a Barcelona (donde aún guardan esperanzas económicas y futbolisticas, pero ya sueñan con el desastre). Por eso, refrito esta nota que intenta una primera aproximación al programa monetario.
Las reglas de pertenencia a clubes VIP, se sabe, nunca son demasiado claras. En nuestro caso, los que argumentan (no sin algo de razón) que nuestra carnet del G20 es un souvenir del dólar alto noventista, tal vez olvidan que tanto nuestro producto per cápita como nuestra situación regional justificarían la inclusión. En parte, este olvido es consecuencia de que el país haya puesto en el freezer la agenda internacional, limitando nuestra participación bianual a la diatriba antimonetarista de rigor, y a la foto de familia.
Ayer tuvo el gusto de participar del Seminario organizado por Ciencias Económicas de la UBA, y el honor de compartir un panel con destacados y queridos colegas. Lamentablemente, algunos abusamos de nuestro tiempo de exposición y se hizo tarde para preguntas, así que si a alguno se le atragantó algún comentario, velada crítica o indignado improperio, ésta es una buena oportunidad para ventilarlo.
Según escribe Erik Nielsen, Economista Jefe para Europa de Goldman Sachs, el viernes antes de unas mini vacaciones veraniegas: "I have found that with respect to this assessment of the socio-political situation in each country, the further you get away from the Euro-zone, the more skeptical (and often the more convinced) observers get. Makes you wonder, doesn’t it?"
...la decision de Merkel de avanzar con el ajuste prometido antes del estallido de la crisis europea. Como ya expresara aquí, la receta europea incluye a mi juicio tres ingredientes que deben administrarse simultáneamente: (1) devaluación del euro, (2) expansión inflacionaria alemana, (3) restructuracíón de deuda, pos ahora sólo en Grecia (idealmente, colateralizada por los fondos de estabilización que, fracasado el intento de bail in de fondos priovados, ya no tiene sentido gastar en blindar a Grecia sólo para dejarlo cargado de deuda oficial senior y convertido en un paria en los mercados voluntarios).
Cuentan que T. S. Eliot recibió de Ezra Pound el manuscrito de The Waste Land con anotaciones que lo recortaban y mejoraban de un modo fundamental.
A no victimizarse. Pero los spreads argentinos se explican tanto por el antimarketing externo de la era K como por la debilidad del mercado por los buenos modales (aspecto psicológico más que estrictamente económico). Veamos un poco.
El ajuste de precios relativos de los PIGS tiene 3 dimensiones complementarias; (i) entre la eurozona y el mundo, (ii) entre PIGS y el resto de la eurozona, (iii) entre deuda e ingresos.
La recuperación del crédito bancario presenta un sesgo cortoplacista. El dinamismo del crédito al consumo, el descuento de documentos y los adelantos contrastan con el letargo del resto de la cartera de los bancos. La falta de demanda de grandes firmas (reflejo a su vez de la falta de grandes proyectos de inversión) explica en parte este sesgo, pero es sólo la mitad de la historia: no es razonable suponer que no hay demanda de crédito en un país que hace cuatro años crece a tasas históricamente altas.
A la gala, conducida por Ivan de Pineda, asistieron Mirtha Legrand, Susana Giménez, Marcelo Longobardi, Valeria Mazza, Jorge Rial, Oscar González Oro, Jorge Jacobson, Chiche Gelblung, María Belén Aramburu, y Ricardo Fort con Adriana Salgueiro, entre otros iconos nacionales.
¿A nadie se le ocurrió sacar a la orquesta afuera por unos minutos, para sumarse a los festejos populares?
Dejo para otro momento, mas íntimo, mis opiniones sobre lo que aquí se dice (no puedo dejar de sentirme incómodo cuando la crítica acertada a las políticas de gobierno desacertadas termina accidentalmente a contrapelo de los intereses nacionales).
(perdón por el inglés; se aceptan sugerencias de títulos alternativos en la misma línea)
Pasada la euforia por el paquete de rescate, el mercado (y la clase política europea) comienzan a ponderar un interrogante que el rescate no responde: ¿quiénes y cómo pagarán los platros rotos?
Como mencionaba en mi último post, el paquetazo europeo nos da algo de aire para volver sobre temas más fundamentales, como por ejemplo: ¿qué fue lo que pasó con Grecia?
Como solía decir un ex banquero central mejicano: ante una crisis, los políticos tienen que imitar a los mercados, y sobrereaccionar. Eso es precisamente lo que la UE y el BCE hicieron a última hora de ayer en Bruselas, en medio de un escenario delicado, agravado por deslices técnicos en mercados sobrepasados por el tsunami vendedor, y apuestas al default de los chanchos europeos y al colapso del euro, que recordaban peligrosamente el fatídico 2008:IV.
El gráfico muestra la descomposicion de la evolución del spread argentino en factores globales (tasa de Tesoro americano a 5 años, spreads de bonos de alto riesgo en países avanzados, spread griego) y factores idiosincráticos (el residuo de la regresion contra factores globales, calibrada con datos desde principios de 2008). La proximidad del canje (y otros aspectos locales, como correctamente me hace notar FT, y que comentara en este post) ayudó a bajar los spreads este año (como indica la tendencia decreciente del residuo), contrarrestando en gran medida (aunque no totalmente) el efecto Partenón.
Otra vez Grecia. Como comentara acá, la solución política (un préstamo puente que gane tiempo para un ajuste fiscal improbable -y para un desapalancamiento de los bancos europeos expuestos a Grecia) parece estar primando por sobre la económica, que a éstas alturas se reduce a diversas variantes de un default.
No digo nada nuevo si digo que, por problemas de escala, los relevamientos privados de precios son en el mejor de los casos buenas aproximaciones (en el peor, creativas cocinas). No digo nada nuevo tampoco si digo que la inflación medida en varias provincias (pero no en todas) es un buen termómetro de la inflación genuina en el Gran Buenos Aires. Pongamos estas dos proposicuiones juntas, y tenemos un nuevo indicador de inflación en base a datos no intervenidos del INDEC, diríase que a mitad de camino entre el INDEK y los sondeos privados (en rigor, más cerca de estos últimos).
Ingredientes básicos: nuevo índice de inflación en base a una metodología y muestreo creíble, programa monetario consistente con un rango indicativo de inflación como meta, presupuesto en línea con este rango de inflación, concertación de precios y salarios que plantee aumentos en base a la meta (contingentes a que ésta se cumpla), y política cambiaria que modere la velocidad de ajuste del tipo de cambio reduciendo (pero no eliminando) su rol de ancla nominal.
Pequeño exabrupto meramente reactivo a otro exabrupto mas juicioso de un distinguido colega (decano suena excesivamente formal para un botija de apenas 7 años). 


De paseo por Washington con motivo de varias reuniones de primavera (FMI y Banco Mundial, G20), uno de los temas recurrentes en los cotilleos multilaterales fue el lento deterioro de la crisis griega, la cada vez más probable restructuración de su deuda, y sus efectos sobre la recuperación mundial de la crisis y el apetito por el riesgo.